Cosmos: 30 años.

"La nave de la imaginación"

«La nave de la imaginación»

Corría la década de 1980, y yo corría a la televisión a ver una serie magnífica: «Cosmos. Un viaje personal». En ella, Carl Sagan, astrónomo con 40 años de experiencia y que colaboró entre otras cosas con las misiones Voyager y Viking (para estudiar el sistema solar y Marte) y aportó mucho en sus partes más «humanas», dialogaba sobre la historia de la ciencia y la frontera de la astronomía. Estamos hablando de antes de la llegada de Discovery Channel y canales similares, o de antes de que el Internet se volviera masivo. Cosmos fue patrocinada por una compañía petrolera (ARCO) y por la PBS, la televisión pública de Estados Unidos. Y la serie era un éxito global, a pesar de durar 13 episodios de menos de una hora. Ganó tres premios Emmy un premio Peabody.

Parte de la magia de Cosmos fue que Carl Sagan sabía comunicar muy bien. Escribía -y actuaba- auténtica poesía para ofrecer los datos duros con total rigor. Y ese tono era muy diferente a lo que solían ser los escasos documentales sobre ciencia que había.«Somos polvo de estrellas». «Usemos la nave de la imaginación, que nos puede llevar por el tiempo y el espacio salvando grandes distancias de inmediato». Y esa nave era una semilla de diente de león, soltada en una playa. Comprimió la creación en un Calendario Cósmico, de un año de duración dónde el Big Bang es el primer segundo del año, y toda la historia de la humanidad representa apenas veinte segundos del último minuto del último día. Viajó a visitar el taller de Leonardo, la biblioteca de Hipatia de Alejandría, el momento en que Galileo inventa el Telescopio…

Otro elemento importante era la música: incluía lo mismo música electrónica, Jazz y música clásica, con un tema musical particularmente emotivo y a la vez racional, «Cielo y tierra» escrito por Vangelis.

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Tocaba temas de frontera, por ejemplo, si podríamos sobrevivir la «adolescencia tecnológica»: si Rusia y Estados Unidos no lanzarían una guerra nuclear, o si podríamos descubrir vida extraterreste. Y con secuencias animadas por computadora – que eran novedosas- y acción en vivo ambientada lo mismo en Grecia antigua o en la Italia renacentista, te hacía vivir la ciencia y entenderla como algo apasionante y personal.

El martes 11 de marzo, seis canales en 120 países de la cadena Fox y National Geographic estrenaron el remake de esta serie. Es conducida por el Dr. Neil DeGrasse Tyson, quien además de ser un reconocido astrofísico, cuándo era un adolescente en 1975 fue seleccionado por el propio Sagan para pasar un sábado juntos en su laboratorio. Fue como una «imposición de manos» para nombrarlo su discípulo, si queremos verlo así.

Por supuesto, una diferencia es que hay más de 30 años de investigación científica, lo que incluye el lanzamiento del telescopio Hubble y animaciones por computadora en alta definición. Por otra parte, la productora es la viuda de Sagan, Ann Druyan, quien también participó en la serie original y en su actualización diez años después. El guionista fue el mismo que colaboró con Sagan en la serie original. Y aunque se nota la misma huella, no es igual. Pero al menos en el primer episodio, se perdió parte del alma de la serie:

  • NO se usó el tema original, y la música es de un mismo estilo. Se perdió esa variedad musical, que contribuía a ubicar en el tiempo los distintos tipos de secuencias – históricas, astronómicas o figurativas-.
  • Utilizaron caricaturas -muy bien hechas, pero caricaturas- en lugar de secuencias de acción viva; es un recurso más dramático, pero menos personal.
  • La «nave de la imaginación» se parece más a una nave de Naboo -Star Wars- y con un puente más cercano a Star Trek. La nave original, al ser una semilla de diente de león, no se destacaba. No era un personaje.
  • «Explicar» que la nave nos mueve en el espacio y el tiempo, y que tiene ventanas para ver el presente, el pasado y el futuro le quita la magia.
  • El doblaje es pésimo. No transmite emoción alguna, lo que era un plus de la serie. En inglés el rol del Dr. DeGrasse es cumplidor, adecuado… pero no es Sagan (obvio).

Entre los puntos positivos:

  • El rescate del Calendario Cósmico, mucho mejor producido.
  • El que el conductor interactúe con el escenario.
  • Haber contenido elementos humanos -la anécdota del viaje de Sagan y DeGrasse adolescentes-. Eso le permitió cerrar con una nota muy emotiva.
  • Las majestuosas secuencias de viaje en el espacio, si bien en la original empezábamos en la orilla y llegábamos a la tierra -lo que era muy emotivo- y aquí salimos de la tierra al límite del universo conocido. E incluso, la hipótesis de miles de universos coexistentes en la secuencia de la espuma.
  • Los nuevos datos técnicos y científicos disponibles. Complementan muy bien (ya no son 15,000 millones de años; sino 13.945 millones de años o algo así. Tenemos un universo más joven. Y Plutón ya no es planeta, por ejemplo…)
  • La calidad de algunas de las imágenes recientemente obtenidas. Impactantes. Impresionantes.

Para entendernos, debieron dejar que J.J. Abrams le hiciera lo que le hizo a Star Trek (y lo que espero que le haga a Star Wars): preservar elementos fundamentales del original -modernizados- como el tema musical o la nave «orgánica», y aprovechar lo mejor de la nueva información y nuevas tecnologías disponibles para hacer un producto más moderno y, hasta acaso, mejor. Ayer no lo vimos. Habrá que seguir Cosmos en NatGeo todos los martes para ver si es un documental más o un digno heredero de la mayor obra de divulgación científica televisiva del Siglo XX.

En resumen, es gran televisión y un magnífico esfuerzo de divulgación científica. Pero no es la serie original, no tiene los elementos clásicos fundamentales, ni va a revolucionar la divulgación científica nuevamente. Hay que verla, si; aprenderle, también, y disfrutarla. Pero no podríamos compararla. No en balde el subtítulo pasó de «Un viaje personal» a «una odisea en el espaciotiempo«. De una obra intima y personal a una gran exposición de datos. Habrá que ver otros episodios, pero hasta ahora se ve sólo como un documental más… y no como Cosmos.

 Imagen de hoy Nicholas Reuper via Compfight

2 comentarios

  1. Excelente reseña!
    😀
    Un abrazo, necioso.

    • Gracias. Y lo más importante… a ver más episodios. De la lista de capítulos hay unos que se parecen, y otros muy nuevos. A ver Cosmos el martes. Abrazo.

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