La película LEGO: hay que verla.

Mundo Lego

Mundo Lego

Fui a ver «La Gran Aventura LEGO» y lo que temía que fuera un anuncio permanente de juguetes o una historia tan inverosímil y simple como los episodios de televisión de Lego -sea Chima o los cortos de Star Wars- resultó ser toda una revelación y una gran película. Si, sé que suena extraño que una película de animación tan «cuadrada» tenga una buena historia. Y sin revelarles demasiados detalles, les contaré por que.

De entrada, es una producción de Warner Brothers y Village Roadshow Pictures. Son los creadores de The Matrix y se le nota por la cantidad de referencias presentes. También nos trajeron Batman, y por lo tanto pudieron usar ese personaje con relativa libertad, generando uno de los mejores personajes de la película.

Por supuesto, además de ser una película para niños tiene muchas referencias para adultos y cinéfilos: a Matrix, Batman, Superman, Star Wars, Terminator, el Señor de los Anillos, Harry Potter, Blade Runner, cine de vaqueros, de piratas y demás, recreando escenas memorables con los bloques y los personajes. Verla es encontrarse a viejos conocidos presentados como nunca los habías visto.

La historia, narrada decenas de veces ya, de cómo una persona normal y del montón logra volverse «el elegido» que es capaz de cambiar el mundo no es original. Pero su enfoque si: la verdad es que la cuentan de una forma muy diferente a lo que se ha hecho antes, en un enfoque que recuerda lo mismo el enfoque de la Kabbalah que el de «Conversaciones con Dios» o incluso el de los fractales o el enfoque científico actual: mundos paralelos interconectados y múltiples dimensiones replicadas a escala.

Tres lecciones de la Kabbalah que están claramente presentes en la película: todos tenemos la obligación de mejorar el mundo; la creación del mundo es una tarea al alcance de todos: buscar al Creador es la tarea más importante a la que podemos dedicarnos.

Tres enfoques de «Conversaciones con Dios» que también aparecen: No hay momentos o personas ordinarias; somos co-creadores del bienestar de los demás; Dios es una réplica de nosotros a escala y lucha por autoconocerse a través de nuestra experiencia.

Adicionalmente, la estética basada en las piezas de Lego es muy notable; particularmente en escenas de la ciudad -la primera secuencia entera- o del mar -esas olas con espuma son imperdibles-.

La gran paradoja es que una de las quejas de la película -hacer que todo sea conforme a las reglas, manuales o instructivos; y que los mundos de Lego no se hablen entre si- es en realidad una tendencia de la compañía de juguetes: cada vez tiene más productos de licencia, sea de Batman, Star Wars, Llanero Solitario, Chima o Harry Potter, y menos productos genéricos intercambiables. Además de que no son de bajo costo: un rompecabezas pequeño de 250 piezas cuesta 290, más de un peso por pieza, pero ya no pueden conseguirse paquetes individuales. Fomenta cada vez más un espíritu de coleccionismo adulto que de creatividad infantil. Y eso que aparece como conflicto en la película es el modo de ser de la compañía. Extraño.

Debo confesar que la película de Lego me trajo botado de risa con tantos y tan buenos chistes; sorprendido con la estética visual y los efectos 3D; sus consejos para las relaciones padre-hijo y para entender el sentido de los juguetes. Además, me dejó entusiasmado con la historia y hubo un momento en que me hizo llorar por sus implicaciones místicas. Ya verán cuál es, pero en verdad me sorprendió bastante una película que esperaba como mero entretenimiento fuera un momento tan mágico.

Les dejo a continuación un trailer, y espero sus comentarios. En un par de semanas o ya que salga de cartelera, les escribiré más de por qué me emocionó su enfoque.

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Imagen de hoy por Dane Erland vía Compfight

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