Los Reyes Magos: Aclarando la historia

Los Reyes Magos: Tres tristes tradiciones...

Los Reyes Magos: Tres tristes tradiciones…

En el mundo cristiano, destacadamente en el mundo católico, hoy celebramos la fiesta de la Epifanía del Señor. En términos menos técnicos es el «día de Los Reyes Magos», en el que se supone que Cristo se manifiesta ante el mundo como el Salvador ya nacido.

Esta tradición nos habla que tres Reyes «venidos de Oriente» y conocidos tradicionalmente como Melchor, Gaspar y Baltazar llegaron ante el portal de Belén a presentar sus regalos consistentes en oro, incienso y mirra. Para algunos de los llamados Padres de la Iglesia estos regalos simbolizaban el reconocimiento de la majestad de Cristo al darle oro, que es un tributo; el reconocimiento a su divinidad al darle incienso y el recuerdo de su condición de mortal al darle mirra. También hay quien señala que llegaron en caballos, camellos y elefantes en tres caravanas diferentes venidas, supuestamente, de Europa, África y Asia.

Los Reyes Magos: ¿Qué pasó?

La verdad es que la referencia bíblica es relativamente escueta sobre estos personajes y en los juegos de la traducción y la tradición se ha perdido mucho de su verdadero rol. Y si bien no hay fuentes extra bíblicas que confirmen los datos, es una de esas tradiciones tan arraigadas que se toman por ciertas sin mucha discusión.

Por ejemplo, hay un debate si fueron Reyes, Magos, Adivinos, Astrólogos o simplemente hombres sabios y buenos que al ver la estrella que anunciaba el nacimiento  del Mesías se acercan a adorarlo. De entrada, hay un desfase en las fechas: si Jesús nace el 24 o 25 de diciembre y Herodes ordena la matanza de niños el 28, es difícil creer que la sagrada familia se encontraba en Belén el día 6: ya habrían huido a Egipto.

Sucede que solemos acostumbrarnos a medir el mundo antiguo con la misma inmediatez que tenemos en el mundo moderno. La verdad es que si los Reyes Magos vieron «su estrella» durante el nacimiento, tardaron casi un año en armar una caravana, desplazarse desde el centro de sus continentes, encontrarse en el camino, ir ante Herodes y conseguir audiencia, encontrar al niño y su familia, ser advertidos en sueños de no volver a Herdoes y salir por otras rutas, conforme al texto bíblico. Eso confirma la historia de que tardaron más de un año; encontraron al niño en Nazareth y no en Belén -o bien, que la sagrada familia se había avecindado en Belén y no seguían en el portal- y me da sentido de por qué Herodes manda matar a los menores de 2 años y no a los recién nacidos: porque la adoración de los Reyes Magos no fue a los quince días de nacido sino pasado al menos un año.

La otra opción es que vieron la estrella -o predijeron el nacimiento- prácticamente desde la Anunciación y se pusieron en marcha prácticamente durante el embarazo de María y no en el momento del nacimiento del niño. Poco probable, pero posible. Eso explicaría que llegaran «a tiempo» a Belén, aunque la matanza de Herodes y el hecho de vivir quince días en un portal de animales sigue siendo poco viable.

 Los Reyes Magos: ¿Quienes eran?

¿Cuál era la verdadera naturaleza de los Reyes Magos? Se consideran que son reyes porque son los únicos que tendrían el poder suficiente para organizar una caravana y garantizar paso franco en un territorio controlado por los romanos. De otro lado, hay quien dice que  para conocer el nacimiento de este gran personaje que será Jesús y reconocerlo siendo un bebé, tenían conocimientos esotéricos o  de la interpretación de la Kabbalah, o bien venían de otras tradiciones astrológicas o astronómicas. En ese sentido hay quien señala que no se trata de que haya nacido de una mujer virgen, sino que Jesús nació bajo influencia del signo de Virgo, o que es un Leo (nacido en el verano y no en diciembre) y que será el Rey de la Casa de Israel… que tiene un león por emblema. La verdad es que no es un campo que conozca demasiado, por lo que no puedo ahondar en ello.

Lo cierto es que en un tiempo previo a la adopción del método científico, la astronomía y la astrología tenían fronteras poco nítidas y cualquier observador de un fenómeno astronómico podía ser referido por igual como «mago» o como «sabio». No es el tipo de magia o adivinación que condena la Biblia, ya que la interpretación de sueños o la observación de la naturaleza son bien vistos e incluso fomentados -como en el episodio de «José el soñador», que sueña los siete años de vacas flacas y siete años de vacas gordas, o Ezequiel e incluso San Juan, con sus sueños proféticos-.

Así que sean «sabios», astrólogos, magos o reyes (o varios a la vez, que no son excluyentes y  menos en una etapa en que los libros eran copiados a mano y la frontera entre conocimiento científico y esotérico era más borrosa) lo relevante es que los Reyes Magos se pusieron en acción y encontraron al niño Jesús.

Tampoco debemos perder de vista que los regalos no se narran en la Biblia sino en la tradición por lo tanto están sujetos a interpretación. Hay quien dice, y con razón, que usaron el oro para huir a Egipto y establecerse allá; que el Incienso lo utilizaron para la presentación de Jesús en el Templo y que la virgen usó la mirra para embalsamar a su hijo al bajar de la cruz. Cierto o no, son buenas interpretaciones que redondean la tradición.

Tiene sentido pensar que son tres «sabios» y podemos sugerir que venía cada uno de cada continente conocido (es decir un africano un europeo y un asiático; cada uno en el animal tradicional de transporte de su tierra, camello, caballo o elefante; y que fueran uno blanco, uno negro y uno amarillo). He dicho que nos faltaría un americano. Pensaría que fue un astrólogo maya el que observó el fenómeno, pero su imposibilidad de usar ballenas como medio de transporte le impidieron llegar de Yucatán a Palestina.

Otra tradición de que ya hemos hablado nos señala la existencia de un cuarto rey mago, venido tal vez de lo que hoy es Rusia, que no llega a tiempo a ver al niño, pero que encuentra visiones de él en el camino y que llevaba perlas, que regala para la caridad lo que le es reconocido al ser «el oculto buscador» del Señor.

Los Reyes Magos y otras tradiciones.

Se habla de que se trata de la Epifanía o el conocimiento del señor ante otros pueblos porque no sólo los judíos estaban al pendiente del firmamento; no necesariamente reconocían la llegada del Mesías, sino que algo grande iba a pasar. No falta quien diga que en otras tradiciones hay encarnaciones divinas o revelaciones de maestros en su infancia -destacadamente, la búsqueda de la reencarnación del Dalai Lama, por ejemplo, que va en décima cuarta vida y que se suele identificar cuándo a un niño le dan objetos de su antecesor y éste los reconoce como propios-.

Por último, pero no al final: la Rosca de Reyes, independientemente de su tamaño, debería traer tres niños.  Esas con 20 niños en cinco pedazos están bien para la fiesta, pero no para el sentido de la fiesta. Porque es la búsqueda de los reyes magos del niño Jesús la que pretende recordar. Lo ideal es que tres personas encuentren al niño. Y más que lamentarse por pagar los tamales del «día de la Candelaria» -que recuerda cuándo, en cumplimiento a la ley mosaica, la Virgen y el niño se presentan ante el templo para purificarse y circuncidarlo, y por eso se habla de que serán «compadres» quienes paguen tal fiesta- festejen el hecho de que lograron encontrar a Jesús niño en su vida. O, al menos, eso dice la tradición.

Imagen de hoy s3aphotography via Compfight

3 comentarios

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  2. Pio Antonio Cerda

    Si nos atenemos al relato bíblico, que es el más antiguo y el más confiable, tenemos que aceptar que efectivamente Cristo ya había nacido desde hacía, por lo menos, más de un año, puesto que el relato dice que él y sus padres «se hallaban en su casa». La orden de Herodes de que fueran ejecutados los niños de dos años hacia abajo confirma que Jesús podía haber tenido hasta casi dos años de edad. Además, en lo que tiene que ver con los famosos «reyes» magos, no hay duda de que, aunque su intenciones tal vez fueron buenas, resultaron ser instrumentos de Satán en su temprano intento de destruir al futuro Rey del Reino de Dios, mediante el sangriento y abominable acto del malvado Herodes.

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