Problemas

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Estoy seguro que también te ha pasado: uno de esos momentos en que los problemas parecen tantos en tantos frentes a la vez, que sientes agobio y que la cosa no tiene solución. Aunque la tenga. Pero en medio de los problemas no te es posible verla.

La semana anterior tuvimos un ejemplo de alcance global: el escándalo de Volkswagen y sus autos «mentirosos» de los que hablamos en Das lügen auto: detectados en una mentira, perdieron el 20% del valor de la compañía en cosa de un par de días. O el aniversario de Ayotzinapa, que nos recordó que un manejo laxo (es competencia local) y de exceso de confianza (se olvidará en unos días) hizo que algo que era un tema pequeño de alcance local fuera un trend topic mundial en Twitter, culpando al Estado mexicano porque no se actuó a tiempo.

Pero les aseguro que no son ni los únicos ni los más graves problemas que podemos padecer a nivel personal. Son graves por la escala mundial o nacional, pero tus problemas individuales son graves porque son tuyos. Y de repente parece que la salud, lo laboral, lo monetario, lo familiar, lo afectivo y hasta el ámbito interior se complican de golpe: parece que la «ley de la atracción» funciona al 100% cuándo de atraer problemas se trata: tienes uno, piensas que se puede agravar… y ese se agrava y llega otro. Y crees que pueden empeorar, y entonces esos dos se agravan y se vuelven cuatro. Y estar distraído y distante hace que lo que era algo menor y fácilmente atendible se agrava y crece.

En fin, que si hay manera de salir de esos problemas que parecen agravarse y acumularse.

La primera, es partir los problemas en pequeñas fracciones. Volkswagen no mintió en todos sus autos: es apenas el 25% de su producción. Puede acotarse el problema. Puede resolverse desde allí. No será fácil, pero no es lo mismo decir que «todo está mal» que poder acotar el problema a una parte nada más. De manera similar, no es lo mismo decir que «tengo mala salud» a decir «me duele la espalda». Acotar el problema.

Segundo, hay problemas que tal vez no puedes resolver de golpe, pero si puedes evitar que se agraven. Tal vez no puedo bajar 40 kilos en un mes, pero si puedo evitar pan y refrescos y, al menos, evitar aumentar más. Y si además aumento el número de pasos que camino, sin hacer mucho más ejercicio, puedo revertir la tendencia.

Tercero, hay victorias más simbólicas que otras. Si uno de los problemas es gastar de más, lograr pasar un fin de semana sin gastar nada más que lo imprescindible, y aún eso en menor monto que de costumbre, se siente un cambio de tendencia.

Cuarto, si crees que los problemas se refuerzan entre sí, créeme también que las soluciones generan «momento» positivo: sumar muchas soluciones pequeñas a problemas pequeños, pueden darte el ánimo y esfuerzo para afrontar problemas más grandes.

Quinto y último, pero no al final: no te agobies de más. Ya comentábamos algo similar en las nobles verdades del Buda y los mantras mexicanos: desapego, abandono y desidentificación ayudan a evitar el problema. O, como dice un amigo, «Que la vida no te agobie de más; de todos modos, no vas a salir vivo de ella». Así que, paso a pasito, los problemas tienen solución siempre y cuándo hagas algo para que así sea.

Imagen de hoy Bjorn via Compfight

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