Bienvenido, pase usted, por favor cierra la puerta, hoy permítame una reflexión a manera de soliloquio y usted hágame el favor de dar su opinión, quizá y la compartamos.
Hace unos días el Maestro Leo Zuckermann menciono algo en su columna en el Excelsior, (2 de octubre) que me dejo reflexionando fuertemente.
El Maestro Leo Zuckermann mencionó que “cuando los políticos hacen algo bueno, hay que reconocerlo y aplaudirlo” y personalmente difiero con él ya que me parece que estaríamos siendo bastante Pavlovianos en el sentido de “trabajo, recompensa”.
Si cada vez que los políticos hicieran algo bueno y les aplaudiéramos estaríamos de forma tácita, permitiendo que tuvieran un trabajo de prueba – error, donde no solo no estaríamos aplaudiéndole, sino también deberíamos poder tener el mecanismo para que pudiéramos castigarlos.
Es lógico que si bajo la misma tónica, trabajan y hacen algo bien, los felicitamos, esto podría convertirse en un esquema de escuela, donde si el alumno hace bien la tarea se gana una calificación y quizá un reconocimiento de que está cumpliendo.
¡Por favor!, su trabajo es que hagan las cosas como deben ser y estar velando por los intereses de la mayoría, ya no digamos de todos, ya que es eso muy complicado, pero de la mayoría de la gente que fuimos los quienes los elegimos y claro, quienes pagamos sus jugosos y nada despreciables sueldos y dietas en el congreso de la unión.
Si existiera un sistema comprendido en la ley para que cesáramos el trabajo de un legislador ya que no está trabajando, no sé por faltas al recinto de San Lázaro o quizá alguna sospecha de fraude o nexo con el crimen, pues otro gallo cantaría, puesto que no solo reconoceríamos a quienes hacen bien su trabajo sino también, estaríamos siendo congruentes con los que no hacen su chamba.
Sé que el Maestro Leo Zuckermann lo dice ya que de la nada, se pusieron a trabajar los legisladores obedeciendo la ley que esta comprendida como iniciativa presidencial preferente, que le permitió este juego legislativo a la reforma laboral, pero si la misma reforma no sale como debiera ya que trastoca los intereses de los partidos políticos en los sindicatos y claro, lo hicieron para cumplir su trabajo, no veo nada extraordinario en ello.
Mi admiración y respeto al Maestro Leo Zuckermann pero en este como en otros puntos en los que me he expresado, no estoy de acuerdo pero eso es el valor de la democracia, diferimos pero podemos tener el respeto para encontrar más nuestras convergencias a las diferencias.
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El Enigma – Director
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