¿Qué les cuento? Que hablaba esta semana con una buena amiga y «descubrimos» que ambos tenemos adicciones muy severas. Graves adicciones. Y que por más que luchamos contra ellas, no podemos vencerlas.
Eso nos pone al mismo nivel de decenas de personas en todo el mundo que también son presas de la adicción. En su caso, es la adicción a leer. No puede dejar pasar una semana sin comprar -y leer- al menos dos libros nuevos. Eso afecta su presupuesto y el espacio disponible en su casa. Sin contar que tampoco lee al ritmo de dos libros a la semana, por lo que la pila de pendientes crece de vez en vez. Y eso le preocupa.
En mi caso, la adicción es a escribir y publicar. No tiene ni una semana que acabé y liberé «El tesoro de Cuauhtémoc» y ya estoy trabajando en el siguiente proyecto. En realidad, retomando uno que pausé para acelerar esa novela. Pero entre ambos -o sea, entre el viernes y el sábado- actualicé «Escribe Hoy. Guía práctica para el autor con prisa» a fin de agregarle una sección nueva sobre herramientas y corregirle muchos errores de dedo.
Parajodas: en varias secciones no cambié el archivo en borrador por el archivo editado, y no me fijé hasta hace poco que alguien me dijo que encontró muchas erratas en una sección. Y sí, existen… Lo importante es que ya hice los cambios, agregué material y ya está lista la nueva edición. Y muy pronto en papel. Les aviso en cuánto esté -y creo que haremos talleres al respecto-.
Adicciones positivas: triunfos.
Bien dicho, Mahatma: todos podemos aportar y ser positivos. No hay que apagar a otro para brillar nosotros. Se las dejo para que la apliquen esta semana…
Al final, si no estás en paz, no es un triunfo completo. Y creo que es lo que me pasó: terminado el libro, no estaba en paz. Me urgía seguir escribiendo… O como dice Shonda Rimes: «¿Quieres ser escritor? Un escritor es alguien que escribe todos los días. Así que ponte a escribir…»
Y un par de veces durante el periodo de escritura de mi novela anterior, dudé que podría lograrlo a tiempo y bien. Pero… ¿Qué creen? ¡Que si pude! Así que, al creerlo, lo logré.
Tal cual. La frase de «no hay nada nuevo bajo el sol» proviene, ni más ni menos, que del Libro del Eclesiastés en el Viejo Testamento (o sea, hace casi 3,000 años. No es nuevo, pues). Así que, ¡a conocer cosas viejas de esas que no conocemos!
Tal cual. Tal vez por eso los cuentos de hadas terminan en la boda: seguro La Cenicienta, La Bella Durmiente o Blanca Nieves acabaron divorciadas, alcohólicas, o incluso suicidadas. Pero como el autor cortó a tiempo… pues es un final feliz.
¿Moraleja de la frase de Sinclair? ¡Podemos sanar de un fracaso muy rápido y sin tantos problemas!
Así que… Saca tu pasaporte de la nación más poderosa y dedícate a viajar… aunque no salgas del sillón. Por lo pronto, yo lo haré escribiendo cada día más. Ya les contaré de los nuevos proyectos. O se los enseñaré terminados esta misma semana.
Imagen de hoy Daniel Foster via Compfighty postales elaboradas por @gsuap