Amanece otro domingo. Con el arranque de la semana, cierro una etapa importante y pesada en mi mundo laboral -no se espanten, ni renuncio ni me renuncian- y pasamos a otra nueva.
Primero, durante 3 semanas me tocó atender reuniones laborales de 10 a 14 horas continuas cada día. En cada reunión, típicamente me tocaba intervenir no más de cinco minutos por cada cuatro horas. Había que estar en la misma posición, en silencio y atento. Fue, en los hechos, todo un ejercicio de meditación tipo Zen: voto de silencio, misma posición, mente en blanco… (Por cierto, en las esperas y pausas leí el libro sobre meditación Zen que les recomendé en la semana, entre otros materiales). El «Retiro Zen Godínez», por aquello de que a los oficinistas nos apodan en redes sociales «Godínez» -como lo hace la cuenta de Twitter @MundoGodienez ).
Segundo, entre los proyectos que nos tocaba validar, escuchamos ideas verdaderamente absurdas. Tal vez la idea no es mala, pero la justificación no ayuda. Perdón por no contarles detalles, pero debemos mantener cierta secrecía de los temas tratados. Pero algunas causaron verdadera indignación, risa, extrañeza entre otras alternativas.
Tercero, tras dar 32 veces la misma exposición, creo que ya me sale bien. Lo difícil será ahora pasar de los dichos a los hechos. Por supuesto, la gran paradoja es que quienes menos lo necesitan son los primeros en aceptar la propuesta; quienes tienen la mayor necesidad se abruman y lo rechazan.
Por fin podré volver a darme tiempo de trabajar en el blog y en los libros al ritmo que estábamos acostumbrados. Porque cuándo comes en 15 minutos (o menos) y tienes que resolver los pendientes urgentes de la oficina en una hora al día o menos, llegas a casa a media noche y lo último que quieres es concentrarte en escribir…
Creo que lo mejor del Retiro Zen Godínez fue conocer y tratar a detalle a más personas de mi equipo en otras áreas, y que nos conocieran también. El viernes ya nos decían que nos íbamos a extrañar, comimos con grupos de lo más diverso, y fue un buen ejercicio.
En fin. Adicionalmente, se reincorpora a mi equipo más cercano Ricardo Monroy (@RicardoDelRock), uno de mis colaboradores más eficientes y eficaces. Eso debería ser por si mismo motivo para celebrar que amanece otra etapa.
Imagen de hoy por Riccardo Francesconi via Compfight
Qué bueno que acabó eso! Se le echó de menos, necioso!