Hace poco oí nuevamente el poema de Machado «Caminante, no hay camino». Y recordé que andamos caminando, aún sin ver el destino. Sí, ese poema se hizo canción, y nos recuerda que la vida es un camino de paso, del que a veces más importante que el destino es el camino y lo que vamos pasando por él.
Hay momentos de plena claridad y foco en lo que se tiene que hacer: sabemos qué meta tenemos y qué hay que hacer para lograrla. Es como si tuviéramos un rayo láser. Otras veces, sabemos hacia qué dirección avanzar, pero no la tarea concreta. Es como si disparáramos una escopeta: tocaremos muchos puntos pequeños en una misma dirección, pero si el objetivo está lejos, apenas le hará daño. (De eso ya les había hablado aquí).
El poema de Machado.
El poema de Machado a que les hacía referencia es un tanto simple, pero importante por su alcance.
Extracto de Proverbios y cantares (XXIX)
Caminante, son tus huellas
Antonio Machado
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.
Claro que muchos lo conocemos más bien por la adaptación a canción que le hizo Joan Manuel Serrat en 1969, en particular por las últimas estrofas que nos hablan de «murió el poeta lejos del hogar…». Porque Machado se exilió en Francia durante la Guerra Civil Española y allá le alcanzó la muerte.
La versión que les dejo acá es el arreglo original de 1969. Hay un par de versiones más recientes (como ésta), con menos estridencia en la orquesta. Y también está la versión que hizo con Joaquín Sabina. Les confieso que esta canción es una especie de himno para ciertos momentos de mi vida.
Andamos caminando…
Y sí: estos días de cierre de septiembre se nos han pasado caminando, buscando nuevas rutas y derroteros. No sé aún el destino, pero sé que será positivo. Las dudas se arremolinan, pero lo importante es que el paso siguiente se sigue dando. Pues andamos caminando… aunque no veamos el destino. «Y al volver la vista atrás, se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar… Caminante, no hay camino, sino estelas en la mar…. Golpe a golpe, verso a verso».