Esta semana se presenta el director de orquesta holandés André Rieu y su Johann Strauss Orchestra en el Auditorio Nacional de la Ciudad de México durante 5 días, seguidos de dos fechas en Guadalajara y una en Monterrey. André es a un fenómeno mundial por la gran cantidad de discos vendidos que tiene, particularmente si consideran que su repertorio tiene unos 150 años de edad mínimo o bien es parte del folclore popular de muchos países. Ni busquen boletos: tienen casi un año de estar agotados.
Creo que podemos clasificar a André Rieu como un verdadero fenómeno del marketing. Cuenta con más de 30 discos y 26 DVDs de sus conciertos. En su sitio de Internet http://www.andrerieu.com puede comprarse una membresía «Gold» por cincuenta euros, que da 10% de descuento en mercancía, boletos preferenciales, convivencias VIP con la orquesta antes de sus presentaciones (con un costo adicional, claro), fotografías y videos exclusivos… ¡Vaya! Lo que esperarías de un rockstar, y no de un director de orquesta clásico.
¿Cómo es posible que haga lo que hace? Muy simple: su filosofía es que la música es música y es para sentirse, no para observarse. Así que ha realizado arreglos a sus composiciones -particularmente el repertorio de valses de los hermanos Strauss- para darle un sonido personal; ha retirado la solemnidad de la orquesta (visten con llamativos vestidos de telas de alegres colores), utiliza elementos visuales como pantallas de leds y efectos especiales, y les permite a sus músicos juguetear, hacer bromas, e interactuar con el público de formas que ninguna otra orquesta clásica lo permite, por ejemplo, invitándolos a bailar durante sus conciertos…
Les dejo un vídeo de su actuación del año pasado en México, primera vez en nuestro país. Y como dice en la entrevista: «Nunca había visto a tanta gente bailando… Cuando giré, toda la sala estaba de pie». (De seguro no conocía nuestra tradición de los «bailes de XV años»).
.
.
Este año tuve la oportunidad de estar en el concierto y realmente fue muy bueno. Saludos
También a mi me gustó… pero además de ser un buen director de orquesta, muy divertido, me parece un genio del marketing… No había ido a otro concierto de música clásica que, al corte para el intermedio, anunciara que en el lobby del teatro había mercancía original. O que los cumpleañeros podían obtener su disco autografiado (siempre y cuando se identificaran… y lo pagaran. No era gratis, pero no costaba más). Saludos!!