Algunos sostienen que la política es como un juego. Para algunos, es como un juego de ajedrez, con movidas estratégicamente realizadas considerando no sólo lo que harás, sino también lo que hará el rival, y no sólo este turno, sino tres, cinco o diez movimientos adelante. Para otros, es como un juego de Jenga: mover aquí o allá algún componente clave de la torre, sin que se derrumbe toda la torre. Para algunos, es como un juego de azar: tiras los dados, avanzas y vez lo que te toca hacer. Finalmente, para algunos más es apenas una ciudad de bloques de madera que el niño podrá derribar cuando se le antoje, por el motivo que se le antoje, y ya alguien más vendrá a levantar el juguete. Para todos ellos, un juego.
En el juego de la política, en estos días Estados Unidos está en lo que se denomina «shutdown» o «apagón»: 800,000 empleados federales están sin ingresos y sus labores suspendidas (equivalente al 43% del total), muchas dependencias suspendieron sus servicios al público y tienen sólo guardias administrativas, y otros tienen apenas una o dos ventanillas en funcionamiento en lugar de ocho o diez. ¿El motivo? Pues a que concluyó el año fiscal y el Congreso no autorizó el presupuesto de egresos ni el techo de endeudamiento. Así que tienen que utilizar un presupuesto «mínimo inercial»: no apagar bomberos y policías, pero si cerrar museos o trámites.
La Ficción.
Me llama la atención que en el exitoso docudrama televisivo «The West Wing» (basado parcialmente en lo que podría ser una alternativa demócrata a lo que en realidad era el gobierno republicano de Bush, y asesorado en sus guiones por Dee Dee Myers, quien fuera jefa de prensa de Bill Clinton), en el octavo episodio de su quinta temporada, el presidente Barlett enfrenta que el Congreso lo obliga a «apagar» el gobierno. Desesperado por la falta de acuerdo, decide presentarse en el Capitol Hill. Mientras su comitiva va de la Casa Blanca a la sede congresional, se detiene para saludar a turistas varados fuera de los museos del Smithsonian. De allí decide mejor irse caminando y sorprender a todos, no solo por la caminata sino porque se sienta a esperar que lo reciban -el desconcierto corre en el bando contrario-. Antes de que puedan plantear una respuesta o una estrategia, el presidente sale del pasillo y dice «Ni el país ni yo podemos esperar más». Al final, no le queda a los republicanos más que ceder y conceder la victoria simbólica que representó la caminata presidencial. A continuación, un fragmento del episodio de referencia:
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La realidad.
En contraste, el día de hoy el presidente Barack Obama salió de la Casa Blanca a pie, se presentó en un restaurante cercano que vende sándwiches y compró uno con 10% de descuento «y una galleta gratis» al presentar su credencial de empleado federal, y ahí habló con la gente quejándose de que no se puede lograr un acuerdo. Y en parte tiene razón: quien tiene maniatados a los republicanos es su ala radical, el «Tea Party», quienes se quejan de que el programa de salud conocido como «Obamacare» es demasiado caro, inútil y… socialista al garantizar cobertura universal de salud (más limitada y acotada que la de Canadá o Inglaterra; cercana a la de México vía Seguro Popular).
Creo que lo más triste es que la respuesta del presidente Obama es mucho más medida, limitada, falta de imaginación e inútil para el efecto mediático que se pretende que la del presidente Bartlett. Es más efectivo presentarse en el Congreso para presionar que comprar un sandwich demostrando que «… si trae Cash«. Aunque lo hubieran acusado de seguir el guión de televisión, debió caminar sin previo aviso a encarar el problema en la fuente.
Claro que lo malo de la política como juego es que todo el público es, como en los deportes, un gran coach o comentarista… desde fuera de la cancha. Y hagas lo que hagas, los demás lo verán mal: «Él si tiene dinero para gastar, no como yo«: funcionario federal en paro. «No es su dinero. Él no tiene que gastar, todo se lo dan«: ciudadanos normales. «¿Fue por una galleta gratis…? Que me la regale«: pobres. «¿Y cree que con eso nos va presionar? ¡Menos!«: opositores. Así que aprecio que haya intentado en la realidad algo parecido a la ficción… aunque mucho menos eficaz simbólica y realmente. Veremos quien tira y qué hace en el siguiente turno en el juego del Apagón… o si nos apagan la principal economía mundial.
Imagen de hoy woodleywonderworks via Compfight; Imagen de Obama, AFP vía El Economista. Video desde Youtube, Warner Brothers. Texto, como siempre con CC de @gjsuap. Puede reutilizarse citando la fuente, no comercial y con atribución y todo eso…