Autocensura y paz del alma ¿Es posible?

Autocensura...  Imagen de hoy carolyntiry
Autocensura…

Hay días -como hoy- en que me descubro que he escrito un texto fuerte, intenso, con matices importantes de transmitir… pero que la autocensura me obliga a borrar para garantizar «paz del alma».

Es algo que en su momento llamé la «poscensura«. Estar callado para evitar riesgos, sea porque temes molestar a alguien, sea porque no quieres ser molestado.

Lo peor del caso es que encuentro que tampoco logro esa «paz del alma». Si el mensaje es importante y debe decirse, callarlo no es la mejor opción. Seguirá buscando, dando lata, insistiendo en que lo digas. Mis amigos escritores de la NaNoTribu le llaman «el monstruo que los persigue». Dejar de escribir tres días al hilo -y más si son mensajes importantes- los persigue y molesta.

Autocensura necesaria

A veces es necesaria la autocensura. Les cuento un ejemplo: en el proceso de escritura de la novela #Calexit me encontré tres dificultades: los simpatizantes del movimiento me veían como externo -lo soy-; los neutros me veían como simpatizante del movimiento -no lo soy-; y los simpatizantes de Trump me veían como su enemigo -no lo soy-. El problema es que los que pasaron a la acción fueron los opositores a Trump.

Algunas personas de alto nivel que contacté en Sacramento y otros puntos de California, se negaron a ayudar. O dijeron que no tenían información. Para el movimiento, los datos eran públicos y no consideraban necesario darme más material. Pero las personas que sintieron que era un ataque a la presidencia de Trump -aunque no lo fuera- empezaron a llamar a la casa.

Y los donantes no llegaron, o se fueron. «Es un riesgo alto estar en un proyecto así». «Nos pueden quitar la visa americana». «Es un hielo muy frágil». Frases similares me siguieron un par de meses.

En realidad por lo que lo puse en pausa es por los eventos de Charlottesville: según yo, en la novela había puesto un par de escenas de racismo y agresión muy fuertes. Ni a la semana, en la realidad habían muertos y encubrimiento presidencial. La realidad se probó más fuerte y ruda que la novela. Había que esperar a que se calmaran las aguas… Y más porque no era una pluma reconocida o famosa, que podría atraer defensores. Enemigos, si; amigos, no. Ganó la autocensura.

… pero no da paz del alma.

Hoy pasó algo parecido, pero al revés. Tenía un texto casi listo. Fuerte, propositivo, con datos, intenso. Pero antes de presionar el botón de publicar, decidí no hacerlo. No por ahora. Aunque sea bueno y oportuno. Debe esperar.

En este caso, no será mucho. Creo que el texto merece mejor destino que perderse en un puente, en que menos personas leen. Tal vez seria conveniente esperar un poco. O publicarlo en un medio con más alcance: a final de cuentas, mi blog es muy mío, pero relativamente pequeño en número de lectores.

También, y lo más importante, este espacio es -debería ser- ajeno a temas vinculados a mi trabajo o a análisis políticos o económicos. Esos van en otros foros. Tal vez es lo que haga falta para publicarlo: otros enfoques en otros espacios.

Ya les diré si, al final, la autocensura me ganó y lo borré, o si lo mandé a medios de más alcance… o si me decido a que lean aquí. Ustedes ¿qué prefieren? Déjenme una reflexión en «comentarios», por favor.

Imagen de hoy:  carolyntiry 

2 comentarios

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  2. Héctor Del Valle

    Me pasa igual. He tenido abandonado el blog por miedo a las reacciones de la gente. Ya me han censurado dos veces en FB, pero como bien dices, en el centro del pecho se siente mal no alzar la voz.

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