Dice una antigua tradición que los primeros doce días del año describen cómo serán los meses del año que inicia. Se les llama «cabañuelas» o «cabañas pequeñas» porque, justamente, representan las «casitas» en que va a vivir cada mes del año.
Aunque la tradición de las cabañuelas tiene un origen agrario, y por lo tanto se refiere al tipo de clima que habrá en el año, he notado que también aplica en la vida. Tal vez por superstición o por mera casualidad. Vaya, como si esperas algo es más probable que ocurra, a lo mejor existe un «refuerzo positivo» de los casos en que sí pasan.
Claro que ese problema no es específico de esta superstición. Ocurre cada vez que tienes expectativas. Lo comentamos cuándo J.J. Abrahams dijo que la nueva película de Star Wars no cumpliría las expectativas de los fans (pueden ver el texto aquí).
Todos lo hemos vivido: cuándo esperas algo grande de una película, una persona, un trabajo o un libro… no importa qué tan bueno sea, «algo» le falta. Aunque sea algo de alta calidad. Cuándo llegas sin expectativas, puedes sorprenderte mucho más. No es fácil vaciar la mente.
Cabañuelas ¿Cómo les fue?
A final de cuentas, las cabañuelas se acabaron el domingo. No lo comenté el lunes porque tocaban frases famosas. ¿Qué descubrí? Que el 2020 podrá ser un año muy seco. Llovió poco. Un enero más bien flojo, febrero muy amistoso. Marzo de mucho trabajo -y festejos por el cumpleaños-. Abril será un mes con mucho trabajo y logros. Mayo será para enfocarse en la familia. Junio, en los hijos. Julio será un mes de mucho trabajo creativo. Viene un cambio importante en el verano, tal vez en julio o agosto. Mucho tiempo para la familia durante esas vacaciones, aparentemente.
Un agosto con opción de volver a la escuela -espero que como maestro- harto trabajo y complicaciones de salud; un septiembre lleno de tiempo y espacio para amigos, octubre de grandes logros y preocupación también por temas de salud (no necesariamente míos). Noviembre llama a la aventura y a nuevos alcances y diciembre más hogareño y familiar: tiempo especial para los hijos y para consolidar lo logrado.
En fin, que esas son mis cabañuelas para 2020. Veremos qué sucede en la realidad. No dejen de leer, a fin de año, un recuento sobre qué tan precisas fueron. Confío en que bastante.
Imagen de hoy: Small «Cabin in the Woods» por Richard Elzey
Pingback: Añorando lo que no llega; ignorando lo que sí. | Dichos y Bichos