Tengo que escribir un documento. Requiere alta dosis de concentración y creatividad. Poco tiempo para hacerlo. Voy contra reloj. ¿Cuál es una de las armas secretas para lograr la concentración necesaria en tan poco tiempo? Si, la música. La música puede ayudarte tanto a concentrarte como a estimular la creatividad, así como para modificar tus estados de ánimo. Cada quien sabe qué música le funciona mejor.
Pero en mi caso, debo confesarlo, una que rápidamente me pone en «la Zona» para concentrarme y escribir es el canto gregoriano. Este estilo de melodía simple, cantada a capella (es decir, sin instrumentos musicales de acompañamiento, a pura «voz en cuello») y por lo general de voces varoniles, graves y profundas, relativamente lento y simple hace maravillas tanto en mi concentración como en mi creatividad. Y hoy les voy a compartir los motivos de su eficiencia y eficacia.
Para que se den una idea, mi colección de canto gregoriano tiene casi 90 piezas diferentes que abarcan unas cinco horas sin repetirse. Más que suficiente para escuchar dos horas al hilo sin cansarme y generando diferentes «mezclas» cada sesión.
El Canto Gregoriano: qué es.
Aunque los cantos en la Iglesia son tan antiguos como ella misma, y tiene incluso antecedentes en las sinagogas judías y en las primeras comunidades cristianas romanas, fue el Papa Gregorio Magno quien realizó la primer compilación de lo que hoy conocemos como «Canto Gregoriano». En su forma original, es un canto llano, simple y monódico, y cuya música se supedita al texto. Por lo tanto, es sencillo.
Adicionalmente y conforme a la tradición de la Iglesia Católica, sus letras son parte de la liturgia: himnos, salmos, introducciones o cantos finales, adecuados al tiempo litúrgico. Y, por si fuera poco, cantados en latín. Uno de mis favoritos, «Pange lingua» tiene una letra que dice más o menos así:
Canta, oh lengua,
el misterio del glorioso cuerpo
y de la Sangre preciosa
que el Rey de las naciones
Fruto de un vientre generoso
derramó en rescate del mundo.
Como pueden darse cuenta, es netamente un canto católico: se menciona sin mencionarlo a Jesús (el Rey de las naciones) y a María (el vientre generoso) así como la muerte de Jesús (derramó en rescate del mundo). Si, me dirán y con razón que eso no suena muy «contentrante» que digamos, y es netamente religioso. Pero… En latín se suavizan mucho las palabras:
Pange, lingua, gloriosi :
Córporis mystérium
Sanguinísque pretiósi,
Quem in mundi prétium
Fructus ventris generósi
Rex effúdit géntium.
Ok. Ya vieron que se entiende algo, pero no todo. En parte, porque el español es lengua romance, por eso suena conocido. Pero la estructura del latín es distinta, con más yuxtaposiciones y declinaciones. Entonces, escuchamos pero no entendemos. Y eso ayuda a lo que queremos lograr.
¿Por qué ayuda al cerebro el Canto Gregoriano?
La gran pregunta es por qué este estilo de música ayuda a concentrarse. Les doy algunas razones:
- Carece de instrumentos, lo que distrae mucho menos.
- Es de un mismo tono, pero no estrictamente repetitiva o simple.
- Como no entiendes la letra, dejas de atenderla o tratar de «pensarla».
- Pero como tiene tiempos homogéneos y «escaleras» simples, te ayuda a concentrarte.
Y, en particular, ayuda a sincronizar el cerebro en la frecuencia de las llamadas «ondas alpha» (entre 8 y 13.99 megahertz) y «ondas theta» (4 a 7.99 megahertz). Esto es, son las ondas de la concentración y la meditación, respectivamente. Si logras mantenerte en vigilia, tu cerebro trabaja mejor.
Ojo: es posible que, si no estás acostumbrado, las primeras veces te quedes dormido al escucharlas. Si, puede suceder. O también que te pongas «aburrido». Ni modo, es parte de la adaptación.
Acá les dejo el «Pange Lingua», para que den una probada a este estilo de música, que puede ser una gran compañía para los momentos de estudio y creatividad. Y ojo: hay una versión que el grupo español «Mocedades» hizo a ritmo de pop… No se vayan a confundir. Disfruten.
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Imagen de hoy Lawrence OP via Compfight