Según el historiador Gavin Menzies, en 1405 el emperador chino Zhu Di ordenó al almirante Zheng He iniciar una serie de viajes desde China para descubrir «los confines del mundo». En ese momento China vivía un momento de esplendor, tenía riqueza y poder suficientes, así como ciencia, cultura y tradición abundantes, ya se había consolidado como una nación única -aunque preservando sus diferencias regionales-. Así que era buen momento para explorar el mundo.
Durante sus viajes Zheng exploró el sudeste asiático, Indonesia, Ceylán, la India, el golfo Pérsico, la península arábiga y el este de África, lugares en los que dejó científicos, embajadores, rutas comerciales y vías para una interacción de China con el mundo.
Según la hipótesis de Menzies, las exploraciones de Zheng llegaron a América en 1421, por la parte norte (a la altura de lo que hoy es Vancouver, Canadá), recorrieron la costa del Océano Pacífico, perdieron un barco en lo que hoy es la Bahía de San Francisco (declaración que sustenta con registros arqueológicos), perdieron otro barco en las costas de lo que hoy es Michoacán, tocaron incluso la bahía que hoy conocemos como Acapulco, costearon más al sur hasta lograr contacto con asentamientos mayas y regresaron a China, dejando algunas personas y «recuerditos», y llevando algunos elementos de sus descubrimientos (incluso, según dice, algún códice maya, en que el uso del cero les pareció de especial interés).
Para darnos una idea, la exploración de Colón (de la que hablábamos ayer) contaba con una nao y dos carabelas, la mayor de unos 30 metros de eslora -largo, en términos náuticos- y con unas 80 personas. Un convoy de los de Zheng He incluía entre 50 y 300 barcos, una tripulación de hasta 30,000 hombres -y mujeres-, y sus mayores barcos, «las naves del tesoro» tenían entre 120 y 150 metros de eslora, 5 veces mayores que la nao colombina «La Santa María», como se puede ver en las siguientes maquetas a escala:
Si las expediciones chinas fueron tan grandes y magníficas, ¿Qué pasó con ellas? De entrada, China no tenía ánimos imperialistas ni coloniales, por lo que no hizo conquista alguna, sino que dejó a lo más canales diplomáticos y comerciales, particularmente con los países árabes. Recordemos que en ese entonces Europa vivía aún en la edad media, previa al renacimiento, y estaba en la etapa del feudalismo y pequeños reinos locales. Naciones como Inglaterra o Francia vivían en constante guerra e intercambio de tierras, y otras como Alemania les faltaban 400 años para nacer. Europa era atrasada, China no.
En 1433 muere el emperador que quería modernizar China, Zhu Di, y también su almirante Zheng He, y el régimen que le siguió, de corte tradicionalista y Confusiano suspendió las exploraciones, destruyó la flota, cortó todos los lazos diplomáticos y comerciales y cerró las fronteras chinas al extranjero. Su alegato es «ya vimos el mundo, y no hay nada tan esplendoroso como China. No vale la pena degradarnos tratando con los salvajes». El historiador comenta que algunos pensaron continuar el trato científico y/o comercial con los árabes y los mayas, pero la decisión fue contraria. No volvieron a abrirse hasta el siglo XIX ante el embate comercial inglés.
Sin embargo, se dice que en 1434 un pequeño grupo de fugitivos chinos llega a Italia con algunos elementos documentales robados de los archivos de Zheng He, y que con sus datos detonarán el Renacimiento y la posterior expansión Europea; incluso, uno de los mapas que pudo haber visto Colón al planear su ruta alterna a «las indias» podría haberse originado allí.
Por su parte, Cristóbal Colón, aún a pesar de la modestia de su expedición comparada con las chinas, representaba una pequeña nación recién integrada (en 1492 España recién concluye la reconquista española de toda la península ibérica expulsando a los moros, también persigue y expulsa a los judíos y une los reinos de Castilla, Aragón y León) y con ánimo de expansión. Por eso es que su ruta a las Américas se volverá la base de la (¡oh paradoja!) colonización de América por Europa, previa al dominio europeo de Asia y África. Es decir, no venía del mayor imperio conocido, sino que ayudó a crearlo. Por eso recordamos a Colón y no a Zheng He como descubridor de América.