Les comento que ya está disponible en Amazon -y sus filiales, incluida la mexicana- la edición multimedia de «Clara Sandra solía soñar«. Y estoy muy contento con ello.
Al realizar una obra como ésta, el objetivo principal del autor es poder interesar a los lectores en el universo que está creando, lo suficiente para que puedan sentirlo vivo y compartirlo con él. Si logro hacer eso en esta obra, me daré por satisfecho.
Por eso me gusta que desde su primera edición, “Clara Sandra solía soñar” ha generado respuestas de otros creadores y artistas: pintores, cineastas y músicos me han comentado que la historia les inspira a realizar trabajos que retomen su espíritu, personajes, situaciones o escenas. Ya viene un cuadro, empezamos a trabajar el guión cinematográfico y hay quien quiere hacer videos, o sesiones de fotografía en las posibles “locaciones”. Un grupo de lectores también ya ha comprado volúmenes importantes de la obra y quieren que me reúna con ellos para comentarlos. Me han insistido en hacer una sesión de lectura pública en la Hacienda de Panoaya, hogar de Sor Juana Inés de la Cruz. Buenas respuestas, que como autor me gustan y halagan.
Clara Sandra y Liminal.
Pero sin duda la más importante es lo que hizo Ricardo Monroy (en Twitter, @ricardodelrock). Me acompañó durante el proceso de escritura en noviembre de 2014. Diariamente me preguntaba por el avance del trabajo, cómo iba, qué pasaba… Me veía muy triste o muy alegre, entusiasmado o inquieto… sabía cuándo había logrado una escena potente o había hecho alguna travesura en la trama. Por ello, en cuánto la versión se fue a edición, fue de los primeros en hacer una lectura crítica del borrador. Junto con mi editora Aline, fue de las primeras personas en leer la obra completa. Al grado de que él, quien no gusta mucho del género de novela, terminó la segunda mitad del libro en un fin de semana.
¿Y qué hizo a continuación? Durante 2015 escribió un disco entero basado en “Clara Sandra solía soñar”. Originalmente lo considerábamos un soundtrack y pensamos en llamarlo igual e incluso usar la portada modificada para esa obra musical. Después concluimos que no era ni la pista musical -porque no abarcaba todo el libro y, en algunas piezas, sólo usaba la idea de alguna escena suelta para basar la música, ni siquiera un capítulo-. Y después notó que dar ciertos nombres a la piezas podía arruinar las sorpresas a los lectores. Así que optó por renombrar el disco, cambiar la portada y replantear los nombres de las canciones. No me convenció mucho, porque yo veía ambos, el libro y el disco, como parte de un mismo proyecto. Al final, él tenía razón.
Ahora fui yo quien acompañó un largo proceso creativo, principalmente realizado las noches y fines de semana. De repente me venía a ver con una o dos piezas “en borrador”; otro día, me presentaba un nuevo arreglo en alguna pista. Y casi seis meses después “Liminal” estaba terminado… en su primera versión.
Confieso que ese disco me generó emociones encontradas: me gustaba mucho, pero me hacía perder el tiempo. Porque me perdía en él. Por ejemplo, una vez puse la primera pista en modo repetición mientras me bañaba. La idea era que sus poco más de tres minutos me acompañaran un par de veces. Cuándo salí de la regadera, me topé que habían pasado más de 45 minutos. Y como eso, cada una de las no menos de sesenta veces que escuché el borrador de “Liminal”. Porque, además, conozco a detalle la historia, el motivo, los arreglos.
Pero recibir la versión final fue otra cosa totalmente distinta. Los arreglos, la ecualización, la fotografía de la portada… era un material muy parecido al que había escuchado, pero también muy novedoso. Así, escuché arreglos o detalles que el original no tenía -como la guitarra de la tercera pieza, muy hermosa pero que no estaba en la versión original- o las últimas cuatro canciones, muy superiores a la última maqueta que me enseñó Ricardo. Total, “Liminal” ya estaba disponible.
Vinculando Clara Sandra y Liminal.
Entonces dudamos cómo vincular ambas obras. Y decidimos de manera conjunta hacer lo siguiente: una edición Multimedia de “Clara Sandra solía soñar”. Con ella, puedes descargar el disco completo de “Liminal” y vincular las piezas con los capítulos correspondientes. En las partes de la novela que inspiran las piezas encontrarás un texto como “Escucha a partir de aquí del Disco Liminal, la Pista 1, “Mentalismo””, seguida de una liga a la canción correspondiente, como http://bit.ly/Liminal_CD01. Puedes escuchar el disco por separado, o después, o durante tu lectura. Algunos dispositivos te permitirán oírla desde el mismo archivo de texto; otros (como el Amazon Kindle Reader) no. Pero sea desde un celular, leyendo en la computadora o en el emulador del Kindle, podrás vincular el texto con la música. Y espero que el resultado mejore tu experiencia tanto auditiva como lectora.
Confieso que al hacer la revisión final del texto multimedia me conmoví hasta las lágrimas: hay canciones que captan tan bien la idea, que hacen de escenas buenas algo excelente. Y otras que amplían la gama de emociones que el texto proveía.
¿Lo mejor del caso? Dos sueños cumplidos: mi novela y el disco de Ricardo. Y junto con ellos, muchos más: por ejemplo, Amazon me invitó a su stand en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, la más importante del mundo en español en la edición de Noviembre de 2015. De hecho, en el taxi desde el aeropuerto pude escuchar la versión final de “Liminal” por primera vez. Y si bien la experiencia me gustó y mucho, quiero regresar en el futuro con más obras, más público y más obras derivadas. Por lo pronto, estoy en el proceso de edición de “Las mujeres que solían soñar”, continuación de esta obra, y preparo la versión en inglés de Clara Sandra, entre otras travesuras.
Espero que, a más de un año de la publicación original de “Clara Sandra solía soñar”, esta edición multimedia tenga más lectores, nuevos escuchas y que cada vez más personas se integren al mundo de Clara Sandra y sus amigos. Y para hacerlo, nada mejor que visitar clarasandra.com