Por distintas razones estos días han estado muy enfocados a temas educativos y me hecho reflexionar. De entrada, las dos más recientes entradas en este blog vinculadas al tema de la independencia de México y las fiestas patrias despertaron mucho interés. Después me tocó asistir a una conferencia sobre educación y también este fin de semana me toca dar 10 horas de clase, en buena medida vinculadas a temas de historia de México y análisis del modelo político actual.
En los tres casos la reflexión sobre cómo se educa como se educa hoy en día surge porque tal parece que insisten en contar verdades a medias, en ofrecer modelos de buenos-buenos contra malos-malos y de no dejar reflexionar sobre la verdad. Y eso no ayuda ni al conocimiento ni a la reflexión.
Concurrentemente, muchas personas me comentaron que nunca se plantearon qué gritó Hidalgo o que uno de los posibles móviles de la guerra de independencia fue la inflación, desatada por una sequía. Pensaban que los ideales políticos de la Ilustración bastaron para iniciar la lucha o que la molestia social por la explotación era tanta como para fomentar un estallido social. No pensaron que una inflación de 500% y la falta de semillas habían iniciado el movimiento. Tampoco sabían que la invasión de Francia a España y el nombramiento de «Pepe Botella», hermano de Napoleón en el trono español, tuvo como complicación la falta de dinero de la Iglesia Católica y, por tanto, crisis de liquidez y préstamos en todas las colonias españolas en América, hipótesis de mi amiga Luz María Silva que también comentamos en su respuesta.
En la conferencia sobre educación ocurrió un debate importante: si debes tener una única figura de autoridad absoluta en la casa. ¿Debe el padre ser la máxima autoridad en la casa?Asumo que es necesaria una autoridad final para resolver algunos conflictos mayores; pero que la mayoría de las decisiones se deben tomar de manera democrática entre todos los miembros de la familia, sabiendo que habrá algunas veces en que la votación debe ignorarse por motivos que son diferentes o importantes pero no todos los conocen -votar para tomar sólo refresco está descartado; que cada quien eliga que sabor prefiere de vez en cuando es bienvenido-. Sostengo que debe escucharse a todos la mayor parte del tiempo y tomar decisiones en conjunto, no por eso renunciando a que haya una autoridad máxima inapelable, a condición de que esa decisión de autoridad sea excepción y no regla.
En la clase de ayer tocamos elementos de la historia de los símbolos nacionales (algo parecido a lo que está disponible en el primer capítulo de este libro). Y de cómo se aterriza en la práctica la división de poderes en los tres ámbitos: estatal, municipal y federal. Por supuesto, la posición de algunos alumnos es que eso no encaja perfectamente en figuras como el Ayuntamiento o el Cabildo -que tiene un rol tanto legislativo como ejecutivo- en lo cual tienen razón; que también es cierto que para poder ilustrar la teoría hay que tomarse algunas libertades analíticas. Y no porque la teoría sea incorrecta, sino para que analíticamente sea consistente.
Pero tanto los lectores del blog como los asistentes a la conferencia o quienes van al diplomado coincidieron en unas preguntas: ¿Por qué educamos como educamos? ¿Por qué no se han enseñado los conocimientos de otra forma? Sería más divertida la historia y amaríamos más a nuestro país si conoceríamos la verdad. Y podríamos ser más críticos, propositivos y objetivos. Y no es porque alguna obscura figura en el poder quiera mantenernos en la sombra; el desconocimiento surge principalmente del poco interés por esots temas. Por ejemplo, en la conferencia sobre educación, éramos más de 350 familias invitadas pero menos de 25 asistentes. En el blog, hay casi tantas recomendaciones en redes sociales como visitas efectivas -personas que leyeron toda la entrada-. Y eso que es gratis… ¿Por qué será? ¿Qué opinan Ustedes al respecto…?
Imagen de hoy Môsieur J. [version 9.1] via Compfight