¿Qué hizo de la Madre Teresa de Calcuta, una pequeña monja venida de Albania para servir a los más pobres -y enfermos de lepra- de la India, una figura de talla mundial? Pues anda, que la fundadora de las Misioneras de la Caridad se concentraba en la acción. No le importaba quién se llevara el crédito que la tarea que la ocupaba, siempre y cuándo la tarea se terminara a tiempo y bien. Ese era su gran secreto. Y, por supuesto, que todo lo hacía por amor. Ni por dinero ni por fama: por amor.
Ella comentó que «recibí un llamado dentro del llamado»; un mensaje directo en el que Dios le pedía que se dedicara «a los más pobres». Y lo hizo. Entró de monja a los 18 años, pero la idea que dirigió su vida llegó otros 18 años después. Y perseveró en ello hasta los 87, en que murió.
También es cierto que logró la fama mundial cuándo Malcom Muggeridge escribió un libro y un documental, «algo hermoso por Dios» en el que hizo una apología de la obra de la Madre Teresa. Con ello adquirió fama mundial, ganó el Premio Nobel de la Paz en 1979 e incluso llegó a la Santidad, postulada por el Papa Juan Pablo II y recientemente beatificada por Francisco I.
Dicen que alguna vez le visitó un noble europeo, y la vio abrazar y besar a los llagados y enfermos. Le dijo «yo no haría eso por un millón de dólares», a lo que ella contestó «yo tampoco». En fin, figura universal del amor y el servicio al prójimo, incluso los no católicos reconocen en ella una cristiana «de fe y acción».
Concentración, crédito, amor y otras frases famosas de la semana 22
Ya lo sabes: el principal rival a vencer no es el contrario, o el otro, o la empresa competidora… es tu propio ego, tus dudas y tus miedos. No es fácil, pero lograrlo es la condición para tener éxito.
Y esta frase la dijo el hombre que ganó la Segunda Guerra Mundial: con su polémica decisión de lanzar las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki -que costaron miles de vidas- salvó millones de vidas, que pudieron haberse perdido de continuar el conflicto en el territorio japonés. Y lo cierto es que ni él hizo la bomba, y hombre modesto como lo era -llegó al cargo por la muerte de su predecesor, y lo postularon porque era un tipo… gris que no pelearía reflectores-, logró cosas increíbles.
Y en la frase «hay que basar tu éxito en el trabajo», también. Pero bueno, entendemos el punto de don Vidal -célebre, por cierto, por su línea de productos profesionales para salones de belleza-.
«¡Pero es tan difícil hacer eso!», dirás. «Es que no lo conoces cómo son de insoportables». Tal vez por eso el amor es la única fuerza capaz de unir a los diferentes y de hacer soportables a los insoportables… O bien, como contamos al inicio, puedes irte a servir a los leprosos…
No se trata de ser temerario a lo tonto: se trata de vencer tus limitaciones. Y tal vez para ello un ejemplo de mi vida cotidiana: me cuesta trabajo la cobranza. Puedo vender bien, convencer a los demás y dar un buen servicio. Pero cuándo se trata de anunciar el precio y de cobrarlo… confieso que me cuesta trabajo. Debo mejorar en eso también.
Me pregunto si esta frase se le ocurrió a Ford una vez que las ventas del «Modelo T» empezaron a caer después de ocho o nueve años de su lanzamiento, debido a que los competidores sacaron más modelos -y colores- en tanto que Ford se quedó con la idea de «mantener el carro idéntico» o si fue en otro momento. Lo cierto es que hay que creerle.
Y yo también… aunque más bien podría escribir horas y horas. Pero en línea con la entrada sobre el sarcasmo inglés que habíamos comentado la semana anterior, aquí se refiere a los que pregonan una cosa y hacen otra. Se burla de los incongruentes.
Avisos Parroquiales.
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Imagen de hoy Marquette University via Compfight y postales elaboradas por @gjsuap
