Todos queremos crecer: que nuestros proyectos y sueños sean más grandes y que se hagan realidad. Desde los niños que quieren «ser bomberos» -me acordé por ser hoy el «día del bombero»- hasta los que sueñan con ser pilotos de fórmula uno. Desde los emprendedores que arrancan un pequeño negocio pensando en ser el siguiente Carlos Slim, hasta los que no se dan cuenta de qué gran potencial tiene su producto. Todos queremos soñar en grande y que los sueños se hagan realidad.
Esta semana se anunció que Disney lanzaría un par de parques temáticos sobre Star Wars, y varios amigos bromeamos sobre que nos gustaría trabajar allí. Pero la verdad es que no del todo: ese mundo es mágico y maravilloso porque lo visitamos de cuándo en cuándo; vivir en él le quitaría lo valioso. Así que no es mi sueño trabajar allí… aunque ya empezamos a ahorrar para visitarlo en cuanto abra, eso sí.
También terminé de leer el libro de Michal Stawiki sobre perseverancia, del que les conté en un paso más, que me demostró que el éxito puede ser un poco accidental o totalmente sudado, pero que siempre requiere que estés listo, estés atento y no te rindas hasta lograr tu sueño. Tal vez por eso me apuré a rescatar el proyecto de libro sobre el manejo del tiempo, «Domina tu tiempo en 10 minutos al día«, que ya está disponible en Amazon.
En la semana me encontré, por motivos laborales, a personas que se me hacían conocidas. En particular al ver el pin en la solapa, yo sabía que lo había visto en algún lado. Durante la charla salió a colación mi libro «De hormigas a tiburones«. Y ambos me dijeron que se les hacía muy conocido, o que ya lo habían oído. Al ahondar en ello, nos «cayó el veinte»: fueron los anfitriones de una conferencia que impartí en 2010, y el amigo en común que nos había contactado había cambiado de trabajo. Por ello, pese a que los últimos cinco años me habían buscado, no pudieron contactarme. Fue muy emotivo reencontrarnos en otras circunstancias.
Hoy me pasó algo pequeño pero relevante: llegó el pago de regalías del mes anterior por Amazon. Incluyó dos euros por libros vendidos en la tienda en España. Con eso alcancé a comprar la leche de mi hijo menor. No es mucho, no es algo notable… pero me pareció muy simbólico. Si le pude decir: «Hijo, tu leche la pagó hoy alguien que leyó el trabajo de papá en España». Es un sueño hecho realidad.
¿Qué sigue? Vender no dos euros, sino dos millones de euros. Que un libro logre cien reseñas en su semana de estreno. Que el público pregunte por el siguiente libro, en lugar de tener que ofrecerlo sin parar. Que alguien tenga totalmente claro quién eres, y no que piense que es una de las mejores conferencias que ha oído… pero sin saber quién eres.
Porque algo me queda claro: Para lograr crecer, tenemos que creer. Creer en ello. Tener la certeza de que es posible, y que puedes lograrlo. No pararte. No desanimarte. Seguir, seguir… hacer lo que te gusta y que se note. Y espero que me noten que me gusta lo que hago y que me gusta compartirlo con ustedes. Aunque aún sean cuarenta personas por día, y no cuatro millones. Poco a poco. Yo seguiré creciendo porque seguiré creyendo. Espero que me acompañen en ese camino.
Imagen de hoy por Carey Ciuro via Compfight