La semana que pasó fue particularmente complicada en muchos temas. Empiezo a creer que, además, no será mejor lo que viene. Lo más sensible es pensar que no es que la idea no sea buena, sino que no has encontrado el mercado adecuado. Se que las derrotas no son definitivas en tanto no te rindas, pero es preocupante cuándo se acumulan tantas y ves que se requiere un golpe de suerte, además de mucho trabajo para ganar las batallas.
Lo importante es no rendirse y, en su caso, adecuar lo que se tenga que adecuar para hacer que las cosas funcionen mejor. En tanto, si ven ese tono en las frases de la semana… ya saben a qué puede deberse.
Una querida amiga publicó en su Facebook que afronta problemas serios de salud, monetarios y laborales. Y señalaba, con algo de razón, que en las redes sociales solemos poner «la mejor cara» y no hablar de ese tipo de problemas. Y tiene razón. Pero también la tiene al asumir en público que tiene dificultades complicadas y requiere ayuda.
Les confieso: ando triste porque es la primera vez desde que hacemos las «Visitas Literarias» en que debo cancelar una por falta de público. El problema es que 48 horas antes tenía el 60% del grupo confirmado -pero no pagado- y a 12 horas no quedaba nadie. Lo más difícil es aceptarlo: bloqueaste la agenda, efectuaste gastos, tenías todo listo… y se cae de úlitmo minuto. Por profesionalismo, hubiera ido con una persona; que nadie vaya es peor. Es la sensación de que «no importas» y que hasta un plan de último minuto es más importante. Así pasa. Seguiré adelante.
Por lo pronto, y en el lado bueno, ya empiezan a llegar peticiones de recorridos privados. Un par en noviembre. Así que no todo es malo… -pero qué feo se siente en el momento-.
Derrotas, batallas y seguimiento.
Muy cierto. Los fuertes se ponen -o nos ponemos, dijo el otro- metas que te impliquen esforzarte más. 12 sentadillas si ya te salen diez. Una hora más de escritura a la semana. Hacer una novela en tres semanas en lugar de cuatro. Dar un paso más…
Es sin duda un problema de percepción: centrarse en los detalles a veces provoca que olvidemos lo más amplio. Y buscar la «gran meta» a menudo hace olvidar la siguiente pequeña tarea. Hay que poder cmabiar de perspectivas fácilmente.
La expectativa del fracaso es algo que debes dejar fuera al iniciar tus grandes esfuerzos… o te va a acabar frenando. Buen consejo de uno de los mejores basquetbolistas de todos los tiempos.
Esta bonita frase está tomada de uno de los primeros capítulos de «El tesoro de Cuauhtémoc«. Por cierto, durante octubre tiene un descuento superior al 75% por el mes de Publica con Kindle. No se la pueden perder… (Aunque está mejor si la compran en papel como parte de una de las Visitas Literarias. Muy recomendable…).
La meditación Zen y su enfoque de vaciar la mente, sin duda son muy útiles y positivos. Aunqeu a veces propongan ejercicios como éste, que no tienen sentido si tratas de razonarlo pero son profundamente ciertos si los comprendes.
Esta frase de Huxley apareció por allí a raíz del tercer debate de candidatos presidenciales en Estados Unidos, en dónde de un lado las acusaciones falsas y del otro las propuestas mentirosas dominaron el ejercicio. Así que… no hay que olvidarla.
Y muy correctamente, muy buenos amigos comentaron, favoritearon, compartieron y replicaron en sus redes esta bonita postal. Gracias a los que ya lo hicieron y gracias a ti que lo harás ahora mismo.
Imagenes de hoy: K putt via Compfight y postales por @gjsuap
Ya lo dijo Yuri ¡Siempre vendrán tiempos mejores! Pero que en el momento, se siente de la fregada, eso que ni qué. Te mando un fuerte abrazo.
Cierto Héctor… pero en el momento, ¡que friega, frustración y ganas de rendirse!