Disfruta sin culpa

Disfruta sin culpa

Hoy les voy a compartir parte de la introducción de mi nuevo libro “Disfruta sin culpa”. A lo largo de los años he batallado mucho con el sobrepeso: nutriólogos, bariatras; incluso, consideré la opción del ByPass gástrico. Pero… Una experiencia cercana me invitó a no hacerlo, pese a los altos costos personales y sus consecuencias. Por ello, descubrí qué hacer.


“Hola, soy Gonzalo, soy obeso Y soy tragón”. A lo largo de los años he intentado todo tipo de métodos para bajar de peso: nutriólogos, bariatras, dietas estrictas; medicamentos de moda, de novedad; ejercicio -ejem, de ese no mucho, pero también—. Y sí, lograba ciertas bajas temporales y volvía a subir. A veces, hasta más de lo que había perdido previamente. Digamos que llevo 20 años luchando con el sobrepeso y la obesidad mórbida.

Cambiar la ley, no basta.

Un tiempo me acerqué a un grupo que estaba trabajando para permitir que las instituciones de salud pública intervinieran en casos de obesidad mórbida. Eso no se consideraba una enfermedad transmisible, por lo que no podían operarnos allí.

Logramos un cambio en la ley para que se atendiera el tema. En un grupo en que las personas pesaban entre 150 y 200 kilogramos, con mis 125 yo era “el flaco”. Y sí, logramos que la operación de by-pass gástrico se hiciera en hospitales públicos, sin costo. 10 pacientes en el primer bloque. Uno al mes, durante casi un año. Yo no me la hice, a pesar de que ya estaba en la lista de espera para el segundo año. Hubo un fuerte motivo para ello. Y te lo contaré a continuación.

Resulta que, de mis diez compañeros que se habían hecho la operación para “engraparse el estómago”, cuatro habían aumentado de peso nuevamente; dos estaban profundamente deprimidos; uno murió por complicaciones posteriores a la operación; de otro ya no supimos nada… y el noveno se suicidó. Solo uno se había mantenido relativamente bien, en un peso “saludable”, tras la operación. Uno de diez. Perder “la panzota” no bastaba; antes había que trabajar en la mente y el corazón.

La respuesta: disfruta sin culpa.

Bajar de peso de golpe no resolvía los temas profundos detrás del problema. Me quedó claro que, o cambiaba por dentro, o de poco serviría cambiar por fuera, aun con una operación de unos 7,500 dólares. Así que… no me la hice.

Decidí cambiar el enfoque: aceptarme. Soy tragón Y me gusta comer. No me someteré a regímenes que me priven de ese placer. No pienso tomar medicamentos para ello, y menos si son inhibidores de apetito. Menos me arriesgaré a soluciones quirúrgicas.

Sí, cambié de hábitos. Leí, practiqué y descubrí algunas cosas útiles que te voy a compartir. Disto mucho del “peso ideal” que algunos quieren imponerme. Pero estoy feliz. Me alimento mejor. He mejorado mi química sanguínea. Y he perdido casi el 10 % desde mi peso máximo.

No soy ejemplar, no. Solo he tratado de hacer lo mejor para mí. Y me ha funcionado relativamente bien. Sé que podría avanzar mucho más y con mayor rapidez, pero voy a un paso cómodo y sin sufrir de más.

Nuevo libro disponible

Te cuento qué he hecho, qué me motiva y la ciencia detrás de la decisión de «disfruta sin culpa» en este libro testimonial, disponible aqui.

Imagen de hoy: Tomada del nuevo libro de Gjsuap

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