Es curioso: al hablar ayer de la bandera de Canadá y del hecho de que su creador acaba de fallecer, pero también que se adoptó apenas en 1965, no pude dejar de pensar en tres elementos simbólicos de la nacionalidad mexicana.
Curiosamente, es en la década de 1960 que tanto Estados Unidos como México rediseñan su bandera, y Canadá adopta la propia. Es como un momento de redefinición nacional, en parte por el surgimiento de nuevos países en África y por el momento de nacionalismos que se reforzaron en esa década. Una paradoja es que el corresponsable de la bandera mexicana vigente es… Gustavo Díaz Ordaz, presidente considerado un villano por usar la represión armada en contra de los estudiantes el 2 de octubre de 1968.
Lo curioso es que muchos de nuestros elementos patrios… vienen de los «villanos» de la Patria. Y si no, revisa algunos ejemplos:
El Ángel y el Grito: Don Porfirio y Maximiliano.
Pues bien, si nos vamos al monumento insignia del país, un elemento icónico que dos administraciones de izquierda en la capital han adoptado como elemento identificador, el Ángel de la Independencia -cuya silueta se ve en la foto de hoy- encontramos tres cosas interesantes. Primero, no es un ángel, sino una victoria alada, una Nike. Pero la opinión pública, que estaba tan lejos de la mitología grecorromana y tan cercana a la iglesia católica empezó a llamarle «Ángel de la Independencia» y a verlo como tal. Segundo, es el monumento al centenario de la Independencia, y es tumba de importantes héroes como Hidalgo, Morelos o Allende. Sin embargo, no lo tratamos como tumba: conciertos, marchas, manifestaciones y hasta festejos futboleros concurren allí. Tercero y no menor, el promotor del monumento es un villano de la historia nacional: Don Porfirio Díaz, dictador por 30 años y contra quien se levanta la revolución de 1910, unos meses después de inaugurada su magna obra.
El otro elemento identificador es la ceremonia del Grito de Independencia, arenga presidencial que pretende recordar el inicio de la guerra por la Independencia a cargo de Miguel Hidalgo. Pues bueno, su principal promotor es otro villano de la historia patria, el segundo emperador Maximiliano de Habsburgo, quien fue el primero que empezó a festejarla para conmemorar el 50 aniversario del hecho histórico y con intención de generar una identidad nacional. Eso lo logró, pero sigue siendo uno de «los malos» del panteón nacional.
El Guerrero Inmortal de Zempoala… en el Himno.
El tercero, el himno nacional, se debe a que el 11 veces presidente, general, y perdedor de la mitad del territorio nacional, quiso hacer un himno que lo conmemorara como el gran héroe de la patria, y convocó a un concurso -que ganó un poeta forzado por su novia a participar, encerrado en un cuarto hasta que acabara su obra, y musicalizado por un español… así de patriótico-. Así pues, el presidente Antonio López de Santa Anna propuso el actual himno nacional que decía en sus estrofas originales la siguiente loa a sí mismo:
Del guerrero inmortal de Zempoala
Te defiende la espada terrible,
Y sostiene su brazo invencible
tu sagrado pendón tricolor.
¡El será del feliz mexicano!
en la paz y en la guerra el caudillo,
porque él supo sus armas de brillo
circundar en los campos de honor.
¡Circundar en los campos de honor!
En fin. Que fue hasta 1943, en plena Segunda Guerra Mundial que se estableció la forma actual como la oficial. Ya no hay mención a Santa Anna o a los gritos de «¡Unión! ¡Libertad!» que, junto con la Religión, forman parte del acta de independencia firmada por otro villano nacional, el emperador Agustín I. Quien, por cierto, proclamó la independencia del Imperio Mexicano y no de la República Mexicana. Con esos héroes… no me extraña que sigamos teniendo discordias y problemas como país. Sigamos de bipolares, pues… en tanto que el Guerrero Inmortal de Zempoala no descansa en paz por su ingrata memoria… aunque nos haya dejado el himno nacional.
(Por cierto, ya que andas por acá, te regalo mi libro «Lo mejor de Dichos y Bichos volumen 2», con diez interesantes historias que no encontrarás en el blog. Regístrate aquí).
Imagen de hoy, por Alberto Alcocer via Compfight
Muy agradable e interesante el blog, aunque soy de la idea de que en la Historia no hay héroes ni villanos. Fueron personas que lucharon por anteponer sus intereses cada quien con sus razones y justificaciones, y ese cúmulo de decisiones son las que le dan forma al devenir. No hay buenos ni malos porque los "malos" defendieron una causa, muy a su manera, y los "buenos" consciente o inconscientemente defendían sus propios intereses. Me parece que le damos esa connotación al juzgar si las consecuencias de sus actos benefician la vida de las personas, pero insisto, me parece que ambos esperan ese resultado. Mera opinión sin duda debatible. Saludos.
De acuerdo Mario; usamos "villanos" y "héroes" por las connotaciones que se les da a los respectivos héroes en la historia "oficial" mexicana, aunque pocos tienen más merecido el mote que el propio Santa Anna: veleidoso y traidor, vendepatrias en el sentido más textual de la frase. Gracias por comentar y muy bienvenido cuándo gustes. Saludos.
Gil Y GIl fue el que firmo la venta del territorio del norte de México cuando Estados Unidos invadió desde Veracruz después de tres meses de que se retiraran de Monterrey. Al ver que tras cinco meses de intento no pudieron sobrepasar a las fuerzas de Santa Anna. Y no fue que hubieran agarrado al ejercito dormido sino que la iglesia convenció a las personas de que iba a ser excomulgado la persona que disparara en contra de los estadounidenses. si, Santa Anna era muy dual pero no era un villano.