En la entrada anterior a la anterior sobre este tema (véanla aquí)… Nuestros héroes se preparaban a degustar su comida en el resaturante The Green Corner (Av. Mazatlán 81, Condesa) cuando… Bueno, la verdad es que no llegaron villanos ni aventuras, sino una comida 100% orgánica y muy interesante en su concepto.
Por supuesto, parte de los «problemas» de la comida orgánica es que es muy variable en su cosecha, calidad y sabor. Como los productos no reciben fertilizantes ni «ayudaditas» químicas, no tienen una fecha precisa para ser cosechados, ni un tamaño o estilo estándar. Para algunos, pueden ser insípidos o «no saber» al sabor esperado de la fruta o verdura de que se trata.
Y fue el caso: algunas de las hojas de espinacas de la ensalada tenían un fuerte sabor a hierro, en tanto que otras prácticamente eran insípidas. Incluso, una cerca de la base del tallo era tan intensa en su sabor que parecía chile. Las fresas, igual, dispares: unas muy perfumadas, otras muy tenues, pero no homogéneas. Por lo que respecta al otro plato degustado, el Tofu salió prácticamente reprobado, pero el pollo tenía una complexión muy peculiar y sutil, muy interesante. El postre, gelatina de yoghurt, tenía una textura poco tersa respecto a sus contrapartes industrializadas, pero un buen sabor.
Muchos dirán: «Oye, que fea comida…». Pero en realidad fue excelente. Imagínate que cada bocado, incluso de un mismo plato, es diferente del anterior y del siguiente. Si, tal vez algunos no fueron intensos, pero sin duda es muy interesante tener una sorpresa, un sabor parecido pero diferente a cada bocado. En verdad recomiendo la opción. Por lo que respecta a los precios, no son los más bajos, pero tampoco rebasa lo que se pagaría en un restaurante «de cadena» por un plato equivalente (ensaladas en torno a los $70; platos fuertes cercanos a $120; postres de $60 y bebidas de $30, aproximadamente.).
Y algo que daña al «movimiento» orgánico: los posers. En una mesa contigua, alguien se quejó porque preguntó si el pastel de zanahoria no tenía nueces o cacahuate, y de mal modo lo regresó cuando al llegar se percató que tenía glúten de trigo. «¿Que no ves que eso me hace daño?» (yo no lo hubiera adivinado; preguntó por semillas, no por glúten). Es decir, quieren mejorar el mundo y no pueden mejorar su actitud. En otra mesa, un comentario sobre el nuevo detergente biodegradable que estaba usando y lo mal que «la muchacha» sabía dosificarlo; lo curioso es que la lavadora de referencia no era la de menor consumo de agua o de electricidad, y tener «servidumbre» me parece un hábito extraño. ¿Somos o no somos?
En resumen, los invito a probar las opciones orgánicas del restaruante de The Green Corner. Y también a leer nuestra opinión sobre su supermercado orgánico.
Siempre encontrara uno "posers" que sólo lo hacen por apariencia o por estar en una "moda" para ellos…Realmente falta mucho para que consumir comidas orgánicas sea ya parte de lo cotidiano apenas estamos iniciando..y en mi opinión falta mucho para que esta crezca pero bueno ya es un avance..pero no solo en eso tambien en el consumo de productos biodegradables. cuiddado de consumo de energía..etc.. pero ya poniendo uno un granito de arena aportamos algo..=))
Cierto… las "modas" son algo terrible en ese sentido: generan seguidores acríticos o "ultraconversos". Creo que al menos fuimos objetivos con lo bueno y lo malo del restaruante que reseñamos. Pero si ves cada actitud, que ¡¡bueno!! Saludos y gracias por comentar.