Hacer política equivale a participar en la «rifa del tigre»: si pierdes las elecciones, malo; si ganas… ¡peor! Porque los problemas de mantener «tranquilo» al tigre, de alimentarlo, de evitar que genere más molestias a los demás, de resolver los problemas que causa, de hacer las cosas distintas… no bastan para compensar la «alegría» de haber ganado. Y muy peculiarmente en tres de los estados que, inesperadamente -bueno, en uno no tanto- ganó en la elección del pasado domingo 5 de julio el Partido Acción Nacional: Tamaulipas, Quintana Roo y Veracruz. Con mucha alegría se vivió la «fiesta de la democracia» en el cuartel general del PAN, aunque… Tal vez debieron ser más moderados. Y a continuación les explicaré por qué.
Análisis de las elecciones: Veracruz
Ya les comentaba en una entrada anterior, una reflexión electoral: eran tres los temas que se esperaba que fueran noticia en las elecciones: Veracruz, la Constituyente de la Ciudad de México con los candidatos independientes y MORENA, aunque los tres estaban vinculados. Decía, como conclusión, que MORENA podría dar la gran sorpresa y no debían creérsela del todo.
Pues bien, en Efecto Veracruz fue la nota: en algún momento del conteo, el PRI iba adelante en el Programa de Resultados Electorales Preliminares. En otra hora de la noche, el candidato de MORENA llegó a liderar por varios minutos la elección. Pero, al final, fue la alianza PAN/PRD con Miguel Ángel Yunes a la cabeza quien terminó ganando la elección.
En el PREP los resultados cerraron en 34.4% para el PAN/PRD, 30.5% para el PRI y sus aliados y 26.25% para MORENA. Los demás partidos no rebasaron el 1.7% y el candidato independiente Juan Bueno llegó al 1.9%. Para darnos una idea, 2.84 fueron votos nulos en esa entidad. Esperamos el conteo definitivo, pero la distancia es tan grande que no se esperan cambios. Veremos si los Tribunales establecen otra cosa.
Con este resultado, Yunes y sus partidos postulantes se ganaron el peor tigre: la minigubernatura tiene 18 meses apenas -para empalmarla con la siguiente elección presidencial-, por lo que no podrá plantearse metas de largo plazo en temas como Infraestructura. Además, el gobierno saliente le dejó una deuda bastante grande.
La pequeña ventaja es que él ya había sido Secretario de Gobierno del Estado, por lo que su «curva de aprendizaje» será relativamente breve. Además, su hijo es presidente municipal de Boca del Río, municipio aledaño al puerto de Veracruz, y buscará desde allí el mismo cargo que su padre acaba de ganar. Es decir, podrían planear una «gubernatura familiar» de ocho años en lugar de una minigubernatura de 18 meses.
La gran desventaja es que tanto los problemas financieros como operativos del gobierno de Veracruz no van a poder resolverse -vaya, ni siquiera ordenarse adecuadamente- en 18 meses, y más si consideran que seis de esos serán entre la campaña y la toma de posesión del siguiente gobernador. El margen de maniobra es muy corto. ¿Ganó al ganar? Lo dudo, como bien lo ilustra el cartón de Alarcón que vimos en Monoaureo:
Las elecciones y Morena.
Como anticipamos en nuestra entrega anterior sobre las elecciones, sin duda el rol de MORENA iba a ser importante: ganó el primer lugar en la elección de Constituyentes de la Ciudad de México y dio buena batalla en Veracruz y Zacatecas. Sin embargo, no se puede considerar que es una fuerza creciente e imbatible, sino un grupo con fuerza y posibilidades.
El riesgo que tienen es que sigan en su posición de dudar de todo, negarse a hacer alianzas -con alianzas hubieran ganado al menos dos gubernaturas- y ponerse en una posición de liderazgo moral que no necesariamente tienen. Buena parte de los logros en la Ciudad de México pasan por la administración de López Obrador en la capital (2000-2006) y los programas sociales allí instituídos, que les dieron «voto duro», pero no les basta.
Y se ha probado que las campañas le hacen daño: sus propios errores le han costado ya dos veces la presidencia. Los ataques de los demás -el desafuero, negarle la residencia en el D.F., las campañas negras y el «es un peligro para México»- le pegaron, pero poco. El «cállate chachalaca», la ausencia en el debate, el negarse a ver a empresarios o líderes sindicales -porque son «parte de la mafia del poder» y otros desplantes -como dejar 25 horas esperando a un equipo de la televisora Al Jazeera que querían conocer sus posiciones sobre petróleo con la frase «los árabes no votan»- no le ayudaron.
En esta entrada, «la gota que…«, cuento más a detalle lo que dijo su asesor Costa Bovino sobre los errores de Peje en la pasada campaña.
El riesgo de los de Morena -como de otros, según lo ilustra Helguera en La Jornada- es que… se crean que de verdad ganaron. Eso los puede hacer perder más fácil al no trabajar lo suficiente. La gran pregunta es… ¿ganaron por méritos propios o perdieron los otros?
Imágenes de hoy: Alarcón vía El Financiero y Helguera vía La Jornada, vistas en Monoaureo
Muy buen análisis. Faltan dos años, y ya veremos si el PAN sabe capitalizar estos triunfos y López sabe cerrar la boca, aunque el hecho de que el candidato de Morena cayera hasta el tercer lugar se lo debe a López, señalando que los ataques a Duarte eran intrigas de Salinas.
Tal cual: el primer lugar es AMLO… hasta que empieza la campaña y obtiene los reflectores. Gracias por leer y compartir.