Varios amigos me han preguntado por qué en esta elección estoy «tan calladito». Muchos saben que la respuesta formal es que me alejé del servicio público -al que dediqué casi 20 años- y que estoy más dedicado a las tareas creativas y artísticas de mis labores de escritor. Ya saben que mis libros están en Amazon y que vienen más en camino. Además, las encuestas ya nos dan un panorama muy marcado de qué esperar… así que ¿hay mucho que añadir al análisis? Poco o nada hasta ver el resultado definitivo.
Pero hay otro factor. Esta es una elección en dónde muchos amigos cercanos están en trincheras diferentes. Invitaciones no me faltaron, pero con una misma condición: «Trabajas gratis, y cuándo ganemos, te damos algo… en diciembre». La verdad es que no estoy en condiciones de trabajar gratis e intensamente un año «a ver qué sale», y más sabiendo que personas que llevan años trabajando por ciertas causas son desplazados por los que llegan de otros lados, pero con más estructuras, tiempo y dinero. Temo que estaría en el primer grupo.
Lo que sí, les puedo decir que tanto a nivel Presidencial como Local, tengo amigos que están «a una persona» de los respectivos candidatos… en prácticamente toda candidatura importante. Y que sí, algunos me han pedido opiniones o sugerencias «en corto», pero toman algunos consejos y no les gusta lo demás que les digo… así que la cosa no ha pasado de eso: algunos consejos sueltos.
Encuestas y polarización
También hay otro motivo: En pocas elecciones he visto tal nivel de virulencia y polarización como en éstas. Hay gente muy querida con la que he perdido el contacto, porque consideran que «les acuso de pendejos» por no creer en lo mismo que creen ellos. O por no asumir su punto de vista.
Y les voy a poner un ejemplo: Esta semana, publiqué un artículo en El Sol de Chiapas titulado «¿Encuesta o en cuentos?» en el que señalo errores metodológicos de las encuestas. La diferencia entre sondeo, encuesta telefónica diaria o las que hacen los periódicos. Y de cómo se manipulan a favor de cada uno de los tres principales candidatos presidenciales.
Señalé, por ejemplo, que una encuesta con no respuesta de 50%, preferencias no reveladas de 50% y que le da a un candidato el 50% de intención de voto, en realidad miente. A su favor fehacientemente está apenas el 12.5% de la muestra (0.5×0.5×0.5) ; es la cantidad que expresamente dijo que votará por él. Pero el medio dice que tal candidato ganará por más de la mitad de los votos. Señalé que es un mal manejo de la información.
Bueno, entre los que dijeron que tenía razón está Luis Costa Bonino. Él fue asesor de AMLO en la campaña de 2012. Lo han leído antes aquí en esta entrada, por cierto, una de las más leídas en la historia de Dichos y Bichos. Y también en mis comentarios a sus memorias. En su Twitter dijo esto:
Lei su artículo. Está muy bien. Que se anuncie un 50% de intención de voto para un candidato, cuando en realidad es un 12,5%, es una manipulación inaceptable.
— Luis Costa Bonino (@luiscostabonino) 5 de junio de 2018
Polarización y violencia.
Bueno… Creo que fue una de las pocas «palomitas» que me tocaron. Muchos simpatizantes de AMLO me atacaron. Otros, trataron de refutarme diciendo que hay más encuestas con el mismo sentido -que en el artículo se señalan por qué los errores-.
«Profesor, está usted perdido». «Maestro, deje de apoyar a un régimen caduco y podrido». «Se ve que odia a López Obrador por su profundo clasismo y presunta superioridad intelectual». «Qué pena que un hombre de su talla haya perdido la inteligencia que le caracterizaba». Y ¿Saben que es lo peor? Que el artículo habla también de las manipulaciones de encuestas y sondeos de Meade y Anaya. Nadie se enteró, opinó o valió esas partes. Todo se volvió monotemático.
Insisto: no digo que AMLO no vaya a ganar. Creo que tiene la mayor intención de voto. Y la mayor intensidad también. Pero eso no obliga a su triunfo. «El agua moja» y su naturaleza es más de líder social que de jefe de un gobierno en un país con tantos problemas (lean las memorias de Costa Bonino). Pero será la elección la que dice si ganará o no. Mi alegato es que las encuestas se manejan más como publicidad que como ciencia.
Y tiene sentido: con tantos spots, nadie los toma en serio. Con candidatos tan medianos, el debate y la propuesta se pierden. ¿Cuál es el factor más «objetivo» que hay esta elección? Las encuestas. Si se tomaran seriamente. Y alego que no ha sido así.
Esperemos mejor.
Pero bueno. Un artículo y genera tal nivel de polémica y agresión. Que por eso una gran mayoría de la población no habla de política, no comenta su voto ni argumenta… Y sospecho que esa mayoría es la que está en contra de López, la que dará un voto mayoritario en su contra. Incluso si gana, será con menos de la mitad de los votos. Eso es lo único seguro.
La gran duda es si esa mayoría en contra de Andrés se une con el segundo lugar (y si será Anaya o Meade) o si se van por separado y les ganan la elección, para luego unirse.
Veo con temor tres cosas:
1.- AMLO habla de la «cuarta transformación nacional». Después de Independencia, Reforma y Revolución. Si, las tres fueron intensas transformaciones. Acompañadas de guerra civil. ¿De verdad quiere una guerra civil? El narcotráfico tiene las armas, las ganas y le faltan líderes. Recuerden que Doroteo Arango, antes de ser Pancho Villa, era cuatrero. Y Emiliano Zapata, capataz en una hacienda porfirista. Delincuentes y ricos fueron los «líderes» y ganones de la etapa armada de la Revolución.
2.- Madero sacó a Porfirio Díaz relativamente rápido y con poca violencia. Pero la Revolución Mexicana del millón de muertos no fue contra Díaz. Empezó con Madero, porque ni pudo sacar a todos los porfiristas, y para algunos de sus simpatizantes «se radicalizó mucho» y para otros «fue muy tímido». Por eso las peleas entre los dos bandos mataron al presidente y recrudecieron la guerra civil.
3.- Si pierde, tras un fenómeno mediático de «encuestas ganadas con 30 puntos de ventaja y 60% de intención de voto» -falsas, pero que eso dicen- será casi imposible que alguien crea que la mayoría que no lo quiere tiene más votos que los que a gritos y masivamente lo aplauden.
La opinión de Costa Bonino.
En las memorias de Costa Bonino sobre la campaña de 2012 concluye con lo siguiente:
López Obrador, en cambio, es un luchador social, pero no político. Desconfía del poder, le teme, no quiere ser Presidente. Sólo le gustan las multitudes, los abrazos, los aplausos, los discursos. Es muy buen candidato, pero pésimo estratega. Es un conductor de masas, de multitudes. Su objetivo esencial es tratar de demostrar una superioridad moral absoluta en relación con todos los demás políticos de México. Esa pretensión de superioridad moral, para él es más importante que la Presidencia. Cuando el “Charolazo”, prefirió quedarse con su pretensión de superioridad moral antes que quedarse con la Presidencia de México. Creo que le hubiera resultado imposible, por otra parte, acostumbrarse a trabajar con un gabinete a su mando y escuchar siempre las opiniones de sus secretarios. Él no tiene ni quiere asesores, ni colaboradores, ni ministros. Más que líder político es un líder social, y más que líder social, es un líder religioso. Su liderazgo es, esencialmente, un liderazgo místico. De ese misticismo toma sus mayores fuerzas como candidato. Y también sus límites y debilidades más evidentes.
Yo añadiría que la gran coalición pragmática (con aliados como la derecha evangélica del Partido Encuentro Social y la izquierda juche pro Norcorea del Partido del Trabajo; más los ex panistas, ex priístas, ex perredistas y demás aliados de coyuntura) que lidera está a nada de ganar el poder… Y de perderse en el proceso.
Porque hoy lo que los une es el primer lugar en las encuestas y que «ya le toca». La gran duda es ¿Qué los mantendrá unidos si ganan? Y peor ¿Qué evitará que se ataquen si pierden? Pase lo que pase, está complicado.
En resumen.
En fin. Creo que es una campaña en la que hay pocas personas dispuestas a analizar la verdad, asumir que los demás pueden tener algo de validez en sus argumentos y alegatos. Y que no todo está escrito.
Total… Por eso casi no he hablado de política. Lean los argumentos sin pasión, y verán que suenan razonables -y hasta son verdad-. Pero añadan pasión, y ya me veo linchado masivamente. Excepto por El Bronco: él me cortará la mano por ladrón. Por «robarle las ilusiones» a tantos, en tantos lados a la vez…
Cierro esta larga reflexión con esta tira de Mafalda, en la que por supuesto me identifico con el papá de Libertad en el desánimo y susto que me provoca un tema que he seguido a detalle -y en el que he participado- desde la campaña de 1982… y del que francamente estoy desencantado.
Imagen de hoy teens4unity y Quino desde Internet.