Corría el año de 1988. En ese entonces se empezó a publicar una tira dominical a plana completa en el diario «La Jornada», basada vagamente en el luchador y héroe cinematográfico El Santo. En las películas originales de los años 60 del siglo pasado, Santo «el enmascarado de plata» era una especie de súper héroe: galante con las damas, tierno con los niños, implacable con los villanos; enfrentaba a las creaturas más disímbolas, lo mismo a las mujeres vampiro que a extraterrestres o científicos locos, con una ingenuidad propia de la época en algo que podría parecer una parodia de las películas de espías del 007. Para muchos críticos -particularmente para franceses y americanos- son obras cumbre del cine surrealista mexicano. Lo que no entienden es… que pretendían ser ciencia ficción seria, y que el monstruo del espacio no es la «deshumanización enajenante» de nuestra época, sino un alien de bajo presupuesto.
Sin embargo, «El Santos», el personaje de la tira cómica era una actualización irreverente y agresivamente cómica en un tiempo en que México empezaba a liberarse de la censura de los años del PRI. Recientemente había pasado el temblor de 1985 con sus 10,000 muertos y desaparecidos, y en 1988 se acusaba a Carlos Salinas de haber ganado la presidencia cometiendo fraude a Cuauhtémoc Cárdenas, aspirante de las izquierdas. Para entendernos, era una relación como la que existe entre Los Picapiedra y Los Simpson.
El Santos y sus personajes complementarios luchaban más contra sus propios defectos y pasiones que contra enemigos externos: drogadictos, alcohólicos, con relaciones personales tormentosas… Un mundo en dónde los zombies no son los villanos que quieren conquistar el mundo, sino simplemente como la mayoría de la población: ausente de los grandes problemas (y son Zombies de Zahuayo, Michoacán). Curiosamente, la archirival de El Santos es su ex esposa, La Tetona Mendoza, a quien ignoró tanto tiempo mientras era señora del hogar, que decidió meterse al mundo de la lucha -y pelear contra todos menos contra El Santos- para humillarlo a él. Total, la mujer insumisa se vuelve la dominante extrema. Y el Santos, enamorado de ella en ausencia busca recuperar su amor… aún a costa de dejar de salvar al mundo (obvio, sin lograrlo).
Por supuesto, el universo del mundo de El Santos incluye al Cabo, eterno fan del héroe y cuya admiración es el insumo que utiliza para vencer la apatía -además de ser, sin saberlo, hermano de La Tetona y cuñado de El Santos-, al jefe de la policía, a otro de sus rivales, El Peyote Asesino -que nace para vengarse de todos los peyotes que El Santos se ha fumado-. Godzilla,
En fin, la noticia para todos los lectores de El Santos de los años 90 es que la película está a punto de estrenarse el próximo 30 de noviembre, y tiene un elenco verdaderamente estelar. Por lo pronto, les dejo un corto -censurado, para que sea apto para todo público- a continuación.
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