En estos días me han visto muy ausente de redes sociales y también de este blog. No sólo ha sido falta de tiempo -un nuevo proyecto que me ha tomado hasta 18 y 20 horas al día- sino el estar sin Internet, esa tragedia moderna.
En efecto, la sede del proyecto no tiene red de acceso público. Y la red de celular no tiene buena cobertura, por lo que a ratos llega la señal y a ratos no. Para colmo, los pocos ratos en que hay cobertura son aquellos en los que más labores tengo con otras personas. Así que…
Estar sin Internet
Intenté alguna vez una «vacación mental» o un «Shabbat electrónico». La intención era alejarme de las redes y las computadoras al menos por una hora -o un día entero, si fuera posible-. Pero eso era totalmente voluntario, en un momento en que podía controlarlo y prescindir de estar conectado.
La diferencia ahora es que es involuntario, sin mucho control de mi parte y eso ofrece más problemas que beneficios. Justo ahora, la computadora reporta que se perdió la señal y la entrada quedará a medias quién sabe cuánto tiempo más…
Bueno, ya estamos de vuelta. Y sí, me ha quedado claro que tener Internet -al menos para el tipo de trabajo que hacemos- es una imperiosa necesidad. Pero en tanto no se regularicen las cosas, continuaremos publicando una vez por semana -y no a tiempo- porque… así está ahora la vida.
Confío en que muy pronto se resuelvan las cosas. Detalles como la falta de cobertura en la red celular no puedo solucionarlas. Veremos si hay manera pronta y expedita de conectarnos a un nodo de la red… sin tener que comprar una tarjeta Ethernet para poder conectarme -algún día-. Porque ahora me entero que, parte del problema, es que mi máquina no tiene tarjeta de Ethernet. Así que si quiero dejar de estar sin Internet hay que «hacerla compatible» hacia atrás: con una conexión que ya no usa, porque Wi-Fi no habrá.
Imagen de hoy: Michael Sonnabend.