Me encontré una noticia curiosa: Kami Rita ha subido ya 24 veces el Everest. Las dos últimas en una misma semana. Claro que escalar la montaña más alta del mundo no es algo simple, no es un reto menor. Pero es más fácil cada vez. O eso dicen…
Cierto, no es para todos: se requiere tener varios millones de dólares, propios o de patrocinios. Es necesario también gestionar un permiso gubernamental; se dan pocos cada año. Y, por supuesto, tu nivel de preparación es un tema que a más de uno nos descalifica de lograr la hazaña. Y no por otra cosa: porque no es para cualquiera.
Ya les decía en «vencerte a ti mismo» que el reto no es la montaña: son tus propios límites y barreras físicas y mentales. Eso es lo que más te detiene, como ya lo decía el primer hombre que ascendió el Everest: «No vences a la montaña: te vences a ti mismo».
Everest: la primera vez
En mayo de 1953, el británico Edmund Hillary y su acompañante, el Sherpa Tenzing Norgay alcanzaron por primera vez la cima del «Siempre mejor», o «Ever Best». (Aunque en realidad se llama Everest por el cartógrafo que lo midió; pero el juego de palabras es demasiado bueno como para dejarlo perder).
Hillary, quien ganó el título de Sir tras su hazaña, es parte de esos británicos acaudalados, miembros de sociedades científicas, que aburridos de su cómoda vida en la isla asumen retos como alcanzar los polos norte y sur, circunnavegar el mundo, realizar viajes de exploración (como Darwin) o andar paseando aquí y allá.
Pero no podría haber llegado a la cima sin la colaboración y fuerte trabajo de su Sherpa, Tenzing Norgay. Los guías o Sherpas conocen la montaña, las rutas, el clima; pero, además, cargan parte de los equipos necesarios. Son el equipo que más ayuda a un montañista.
Aún así, el crédito global se lo llevó Sir Edmund Hillary. Pero sin su equipo, sin su Sherpa Norgay no lo hubiera podido lograr. Por eso reconocemos su esfuerzo y dedicación aquí también.
Un reto cada vez menor
Bueno, resulta que Kami Rita es un sherpa. Ha trabajado en eso desde 1994. A sus casi 49 años, ya puede ser el líder de los equipos que ascienden hasta la cima. Y aunque dice que «nunca había pensado en el récord», lo logró el 15 de mayo. Porque él personalmente ha subido 25 veces a la cumbre, 4 más que los dos seguidores más cercanos que tiene.
Dice en entrevista para la BBC que ya es «relativamente fácil» si tienes el equipo para respirar. Lo demás «casi se resuelve solo». Aunque mayo es la época de más expediciones, durante los meses previos los sherpas primero deben preparar la montaña, determinar una ruta que cambia cada año y colocar cuerdas, anclas y puentes de escalera improvisados, además de entregar suministros y oxígeno. “Los sherpas arreglan las cuerdas hasta la cima… y los extranjeros conceden entrevistas en que dicen que el Everest es un reto cada vez menor o que es más fácil o hablan de su logro personal. Pero se olvidan del aporte de los sherpas. Los sherpas hemos luchado mucho para que esto suceda. Nosotros sufrimos». Dice que una de sus tareas es tranquilizar al espíritu de la montaña «y pedirle perdón de que la vamos a lastimar con los pies».
Y sí: hay cosas que son más fáciles si tienes un buen equipo. Lo que antes era una hazaña hoy puede ser rutina. El apoyo de los demás te puede ayudar a lograr tus metas. Recuerda: si no lo hiciste solo, no dejes de reconocer y aplaudir al equipo que te apoya a lograr tus metas.
Everest: el atasco.
Y bueno… Hablando de excesos: una nota adicional -y de la que me enteré tras acabar el borrador de la entrada-. Resulta que hoy se reporta que hay cinco muertos en el Everest las últimas horas. ¿Por qué? Pues ya decíamos que «es más fácil» que nunca. Basta pagar 50,000€ para que te «suban lo más posible» en helicóptero y llegues a hacer cumbre sin ser experto y en un ratito: menos de un día, en vez de las semanas que le tomó a Hillary.
¿Qué tanto es tantito? Pues había 200 personas tratando de hacer cumbre al mismo tiempo en la montaña más alta del mundo. Por eso cinco personas murieron entre la multitud que se hacía bolas para llegar a la cumbre. Sí, como humanidad estamos locos. Y aquí está la foto que lo prueba:
Imagen de hoy: Everest por peteranta y cortesía de la nota de El País.