Declaró recientemente el director de Star Wars Episodio VII, J.J. Abrahams, «Esta película no cubrirá las expectativas de los fans. No hay manera de hacer eso. Les prometemos, si, una experiencia que llegará al corazón y música sublime». Hay que reconocer que ese enfoque es poco común pero muy acertado también. No hay manera de que le de gusto a millones de personas que durante al menos diez años han esperado la continuación de esta historia. No es tarea fácil, y sin duda se agradece que lo tenga claro. Espero, sin duda, que esa falta de expectativas no termine por hacer que las pocas que aún tengo sobre el tema no se logren cumplir plenamente. Pero, insisto, no es tarea fácil.
Expectativas, el gran fracaso.
Lo mismo al empezar un matrimonio, que al abrir un juguete nuevo; ocurre al ver una película tan esperada o al terminar un libro… Si esperas mucho y tienes una gran ilusión, lo más probable es que por buena que resulte la cosa -o la pareja-, quedarás un tanto decepcionado. Pero si no esperas nada y sale algo positivo, podrás quedar con el ánimo por arriba.
Entonces, las personas que entran en un matrimonio esperando ser felices se encuentran con que no es tan sencillo. Lidiar con un fiestero puede ser divertidísimo durante el noviazgo; tener que atender un borracho golpeador todos los días ya no tanto. Creer que «porque me ama» van a pasar cosas buenas es llegar con una expectativa alta: si, pasan; pero hay que luchar por ellas cotidinamente.
Los anuncios de juguetes -y más en esta época- hacen creer a los niños que un juguete es genial y magnífico. A los diez minutos de abrirlo se dan cuenta que lo mejor del juguete se puede hacer en no más de 30 segundos… y se aburren. Para volver en cosa de horas a los viejos juguetes que no sólo hacen una cosa, sino que sirven para imaginar y hacer lo que quieras.
Star Wars episodio VII tiene a los tres actores icónicos de la primera trilogía: Carrie Fisher, Mark Hamill y Harrison Ford -además de los actores detrás de los disfraces C3-PO, R2-D2 y Cheebacca-. Tiene nuevas naves y robots que recuerdan mucho a esa primera entrega. Pero saber lo que podrán hacer o si hacen un cameo de un par de minutos y «tus nuevos personajes favoritos» estarán toda la película… puede generar una gran desilusión.
Confieso que no quise boletos para la función de media noche de hoy, ni mañana, ni el fin de semana. No. No quiero verla aún. Me molesta que sea parte de Disney, y oír la Marcha Imperial para anunciar autos, computadoras o cereales me parece un exceso. Cierto, compré una sopa Campbells «Yoda» y unas galletas Star Wars… pero me parece un exceso. Y tal vez para no decepcionarme… no quiero verla aún.
Expectativas: no esperes nada.
La verdad es que en muchas cosas conviene no hacerse expectativas como la mejor forma de evitar el fracaso o la desilusión. Confieso que hay pocas cosas que eran como las esperaba -la Torre de Londres y el bunker de Churchill en Inglaterra o el Casillero del Diablo en Chile, por ejemplo-. Pero en muchas otras cosas, no.
Por ejemplo: aunque «Las mujeres que solían soñar», mi siguiente novela ya está en la fase de edición, si esperaba recaudar fondos para el #NaNoWriMo en un monto equivalente a mi meta del año pasado. Pues no, no lo logré. Tengo una hipótesis… pero no se si baste para explicarlo. Luego les cuento. Pero si quieren, aún pueden ir a http://www.classy.org/gjsuap2015 y donar. Hasta el 26 de diciembre puedo incorporar sus nombres a los agradecimientos de la novela. Conste.
Pero los dos mejores consejos que puedo darles para este tema: no esperen nada y vivan el presente. Esperar algo en grande puede llevar a más desilusión que a satisfacción. Vivir el presente es otra buena forma de evadir la frustración. Y si, por último, alguien tiene boletos para la función de media noche de estreno de Star Wars, no puede ir y me quiere regalar sus boletos… no espero nada, pero se los acepto.
Imagen de hoy benoit theodore via Compfight