Estos días he leído a muchos amigos espantados por el «escándalo Facebook». Salió a colación que, durante la campaña presidencial de EE.UU., la red social permitió que Cambridge Analytics utilizara los datos de sus usuarios. Los usaron para perfilar sus preferencias electorales (y también de sus amigos) para ofrecerles «fake news». También publicidad enfocada en reforzar sus prejuicios a favor de uno de los candidatos… que acabó ganando la elección apoyado en ese manipuleo en al menos seis estados «cambiantes» (swingers).
El hecho de que Facebook lo supiera y «dejara correr» esas aplicaciones ha causado un gran revuelo mundial. Ya le ha costado a la empresa casi 80 mil millones de dólares en su valor de mercado. ¿Por qué? Porque muchas personas están desconfiando de la red, al grado de borrar sus perfiles y eliminar sus cuentas. Algunos anunciantes fuertes cancelaron sus campañas, para no mancharse del mismo desprestigio. El Congreso de Estados Unidos y el Parlamento Europeo anunciaron que revisarán la normatividad de las redes, para evitar que se repitan cosas así. Es decir, «le va a llover» a las redes.
Y sí: muchos amigos están espantados aquí también. Y más con las campañas presidenciales, en que por la falta de regulación efectiva y por la facilidad de uso y manipulación que implican, utilizaran las redes como campo de batalla. De hecho, estoy tentado a abandonarlas 3 meses para evitar peleas inútiles.
No borres tu Facebook.
Entiendo que muchos quieran «huir» del la red del «libro caras», para evitar que los manipulen y vendan sus datos. Les quiero ofrecer tres consejos:
1.- La clave principal pasa por algo muy sencillo: no dar likes. En efecto, el algoritmo de Facebook privilegia las reacciones a lo que les muestra. Si quieren de verdad interactuar con sus amigos y no con la publicidad, no usen las funciones de «like» o «reacciones». Escriban. Comenten. Compartan… pero no le den click al botón «me gusta». Ya les había dicho desde 2014 en «No al Me Gusta«.
Desde ese año, no uso el «like». Típicamente lo hago únicamente cuándo algunos amigos quieren que los ayude a impulsar páginas nuevas de sus proyectos o negocios. Punto. Todo lo demás, toda interacción adicional, es por la vía de compartir o comentar directamente en las publicaciones. Y listo: un muro bastante limpio y sin mucho problema.
2.- Otro consejo útil: no contesten encuestas del tipo «a qué personaje te pareces» o similares. Ni autorices que accedan a sus datos. Un jueguito de alinear dulces, o administrar jardines, ¿para qué necesita acceso a tu cámara o a tu lista de contactos? Dile que no y ya. Revisa a qué datos tienen acceso las aplicaciones que usas.
3.- No compartas mucha información personal. Está padre para comunicarte con otras personas. Pero la neta es que no es necesaria una foto de cada café que te tomas. Incluso, de tus hijos, perros, autos o casa. Si te asomas a mi Facebook (como gjsuap) no verás nada de eso. Saludos de cumpleaños, notas interesantes, vídeos o memes… y textos vinculados a mis proyectos. Poco más.
Si prefieres huir.
Entiendo que, aún así, hay quien desconfía en extremo. Hay una alternativa: dejar las redes. No sólo Facebook. Todas las redes. Si lo que prefieren es huir de la manipulación que hacen las redes de nosotros, les dejo una conferencia TED con el Dr. Cal New el autor de «Deep work», una estrategia para entender que las redes sociales no son imprescindibles.
.
Su principal aporte es claro: asumamos que las redes sociales -en particular Facebook- son entretenimiento. NO son herramientas para el trabajo. TAMPOCO nos dan ventajas en el mundo laboral. NO están pensadas para comunicarnos, vincularnos o informarnos. Su objetivo es hacernos adictos, tratar de hacernos pasar más tiempo en ellas. Ese es su objetivo. Son «máquinas tragamonedas», no redes para vincularnos. Para ello, lo mejor es el trato personal.
Recuerden que Tony Stubblebine sugiere quitar esas apps «tragamonedas» de la pantalla principal y apagar las notificaciones. Es parte de su programa Heavy Mental. Yo lo he hecho y me ha ayudado a mejorar mi productividad. Les dejo el consejo.
Así que ya lo saben: si les gustó esta entrada, no le den «like»: compártanla. O déjenme un comentario. O ambas cosas. Pero no le pongan «me gusta»… no alimenten a la bestia del Facebook.
Imagen de hoy Book Catalog