Hay que reconocerlo. En muchas ocasiones, el fracaso es causado por nosotros mismos. Y en ocasiones ocurre desde antes de empezar siquiera… El miedo -o pavor- al fracaso es una de las principales causas de la inacción o de los errores. O, peor aún, de esas acciones que nos cuestan mucho porque no nos dejan actuar.
Si, me ha pasado. Esa sensación de que «acabar algo que no está perfecto no está bien» hace que, a nada de terminar, abandone proyectos. Me recuerdan al chiste aquel del señor que, habiendo nadado 3/4 del canal de la mancha, vio que faltaba tanto y no tenía fuerza suficiente que nadó de regreso porque sabía que no podría llegar a la otra orilla.
A veces, el problema es otro: piensas y piensas tanto en hacer las cosas, que su momento óptimo ha pasado. En más de una idea original su propia originalidad me ha frenado. ¿Y si no la entienden? ¿Y si creen que es una locura…? Pero poco tiempo después -muy poco tiempo después-. alguien más la hace y hay dos riesgos: parecer que la copiaste o no tener el mismo nivel de éxito porque ya no es original.
Y también me ha pasado otra cosa: comentas algo, una idea brillante para un negocio. No la ejecutas porque «falta mucho»: no tienes dinero, o contactos, o manera de realizarla pronto y bien. Pero una de las personas a quienes se las dijiste -que tenía menos dinero, contactos o manera de hacerlo- termina ejecutándola y quedándose con tu idea.
Fracaso: Tan cerca, tan lejos…
Pero hay otro componente sensible ante el fracaso: el miedo al éxito. ¿Qué pasará si tengo éxito? ¿Si mi mundo se trastoca debido al éxito? ¿Y si gano fama y dinero, y termino siendo una persona que no era? Debo confesar que, al ser casi contemporáneo de Luis Miguel, su «éxito» es un espejo para verse. Ha estado con muchas mujeres hermosas… pero ninguna se queda. Porque buscan al «personaje» y no a la «persona».
Creo que le tengo más miedo al éxito que al fracaso. Sospechar que «el mundo se te pondrá de cabeza» hace que me frene demasiado. Apostarle a lo cómodo, el miedo, el fracaso… es más fácil. Temerle al éxito es un freno importante.
Y si, conozco a muchas personas a quienes el éxito les ha costado muy caro. Recientemente murió el hijo de un conocido: dueño de una fortuna considerable, le dio a sus hijos «todo» porque podía… hasta que el hijo falleció por los excesos cometidos. (En realidad, no falleció: murió. No «falló» nomás porque si).
Supongo que será más fácil capotear el éxito que vivir en el fracaso. Pero si, lo confieso… muchas veces el miedo al éxito me frena más de lo que debería. A final de cuentas, el fracaso, el miedo es el mayor freno de tu éxito. ¿Podrás vencerlo?
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