Francisco el Papa del Fin del Mundo

Francisco el Papa

Francisco el Papa

En cuestión de horas Francisco el Papa llegará a territorio mexicano para iniciar su primera visita pastoral a nuestro país tras casi tres años de pontificado. Contrasta que Juan Pablo II vino a México a tan sólo tres meses de electo (y tras una breve visita a su Polonia natal) y en muchas entrevistas Wojtyla comentó que «su papado empezó en Mexico», porque vio la cálida respuesta de la gente (entre otras cosas, por ejemplo, le hizo una valla humana en todo el camino entre México y Puebla, unos 132 kilómetros de carretera) y entendió lo que una fe viva podía lograr.

A Francisco ya lo había invitado el gobierno mexicano en varias ocasiones, desde su ascenso al Trono de San Pedro, pero había declinado venir, en parte porque percibía el interés político de tener a Su Santidad avalando a un régimen que, si bien fue elegido democráticamente, anda en niveles de popularidad reprobatorios.

Francisco el Papa.

Hay que destacar que el papado de Francisco ha sido una bocanada de aire fresco para la iglesia.

En su momento, Juan Pablo II también lo fue: viniendo de una iglesia perseguida por los comunistas -Polonia- y con experiencia como obrero en una cantera y como actor en sus años universitarios, lograba conectar con las masas en experiencias teatrales (en el mejor sentido de la palabra: escenografías, momentos, drama) y transmitir un mensaje carismático. Además, llegó al papado relativamente joven, por lo que «salir del Vaticano» fue algo importante. Hoy que es santo, podemos afirmar que ha sido el santo más visto en vivo; millones de personas asistiendo a sus eventos en casi treinta años hacen una multitud insuperable. Pero su corte muy tradicional en temas que chocan con la modernidad (aborto, eutanasia, homosexuales) y su encubrimiento o ignorancia a la pederastia sacerdotal fueron puntos negativos de su gestión. Tal vez el caso más paradigmático fue el Padre Maciel: acusado por abusar de jóvenes seminaristas era uno de los consejeros papales; el estallido del escándalo sirvió para encerrar más al Papa en una negación («No es posible que haga eso», se dice que dijo antes de dar por cerrado el tema). Al final, resultaron ser decenas de niños y jóvenes abusados, mujeres violadas… incluidos sus propios hijos de dos relaciones diferentes.

En contraste, Benedicto XVI optó por encerrarse más en el Vaticano. Viajó menos que su  antecesor, emitió proporcionalmente más documentos doctrinarios y encíclicas que su antecesor, acaso con más lucidez intelectual, y volvió a centrar la evangelización en una Europa envejecida, laica y hasta agnóstica en lugar de buscar tierras fértiles como América Latina y África.

La llegada de Francisco el Papa fue, pues, un giro a posiciones más tolerantes en muchos temas, sin que por ello se abandonen los dogmas. Por ejemplo, en sus años de Obispo en Buenos Aires iba de su modesto departamento a la sede Obispal en Metro, compraba su periódico en un puesto y asistía con regularidad a los partidos de futbol de su equipo favorito -uno de los más humildes dentro del circuito argentino-. En buena medida, por el tipo de orden de la que viene (los Jesuitas, afamados por su obediencia y dedicación al estudio y buena dosis de humildad y trabajo práctico que complementa la vida contemplativa) era un sacerdote más cercano a la gente que al poder; más preocupado por hacer que por predicar; y genuinamente humilde. Y aunque sigue opuesto al aborto y a la contracepción asistida, ha tenido posiciones mucho más tolerantes hacia homosexuales y divorciados, a quienes se niega a juzgar y pide que se les den facilidades para participar en la vida de la Iglesia.

Desde su ordenación rompió paradigmas. Decía el caricaturista Paco Calderón que estaban de fiesta en el cielo San Ignacio, San Francisco y San Martín (no es santo; es su apellido): Uno porque venía de su orden, otro porque adoptó sus principios de amor, humildad y pobreza, y el tercero por ser Argentino, de la nación que fundó. Pero lo cierto es que dejó de lado los lujosos Mercedes Benz para usar Ford Fiesta o FIAT pequeños -a veces, hasta manejados por él mismo-; abandonó los lujosos apartamentos vaticanos y se fue a vivir a  una de las residencias para peregrinos. Ha tenido muchos gestos simbólicos y reales muy importantes, como incluir en el lavado de los pies en Semana Santa a mujeres musulmanas y presos convictos, dándole lugar a los que suelen ser ignorados, hasta hablar fuertemente en el Congreso de Estados Unidos, incluso en contra de sus anfitriones, en temas como la injusta concentración de la riqueza o su oposición al aborto. No es algo menor lo que ha hecho Francisco el Papa.

Habemos Papam - Calderón

Habemos Papam – Calderón

Francisco el Papa del Fin del Mundo

Existe una lista de los 112 Papas, desde Celestino II hasta la actualidad. Se atribuye a San Malquias de Armagh, obispo católico en Irlanda. Su profecía fue escrita hacia 1143 y publicada en 1595. Y la traigo a colación porque los lemas para los últimos Papas de la lista son notoriamente cercanos a la realidad:

  • 107: “Pastor y nauta” (Pastor y navegante). Juan XXIII (1958-1963), fue el Patriarca de Venecia, ciudad famosa por sus navegantes.
  • 108: “Flos florum” (Flor de las flores). Pablo VI (1963-1978). Su escudo contenía la flor de lis, que puede considerarse como una flor hecha de tres flores menores. Una «flor de flores».
  • 109: “De medietate lunae” (De la media luna). Juan Pablo I (1978). Nació en la diócesis de Belluno (del latín ‘bella luna’). Fue elegido el 26 de agosto del 1978 y falleció poco más de un mes después, el 28 de septiembre de 1978, es decir, poco más de un ciclo lunar entero. 33 días estuvo en el Papado, y hay versiones de que murió envenenado por los cambios radicales que intentó imponer. Entre otros, no presidía las misas privadas en que participaba -las dominicales públicas si-, sino que cedía el lugar de honor a otro concelebrante. Y también existieron versiones de que buscaba un acercamiento al Islam, conocido por «la media luna» como su símbolo.
  • 110: “De labore solis” (De la fatiga del sol o del trabajo del sol). Juan Pablo II (1978-2005). El primer papa que salió del Vaticano para, literalmente, dar la vuelta al mundo visitando 117 países  (antes habían viajado solo por Europa, a veces y en tramos relativamente cortos). También coincide porque el día de su nacimiento y en el de su muerte hubo un eclipse solar. De ahí un posible significado de «De la fatiga del sol».
  • 111: “Gloria olivae” (La gloria del olivo). Benedicto XVI (2005-2013). Nació en Sábado de Gloria y fue bautizado en la misma festividad. También puede corresponderle el lema porque el  escudo de la Orden de los Benedictinos, a la que pertenece, contiene un olivo.
  • 112: «Petrus Romanus» (Pedro el Romano). Francisco (2013-Actualidad). En su mano, Francisco usa un anillo de plata dorada -no de oro- con la figura de San Pedro y las llaves del reino. Otras videncias dicen que sería «el Papa Negro» -color de la orden Jesuita, a la que pertenece-» y «el Papa del Fin del Mundo», posible referencia a la lejanía física entre Roma y Buenos Aires: literalmente viene «del Fin del Mundo».

Otro sentido para «el Papa del Fin del Mundo»

Pero hay algo más. La profecía de San Malquías dice de Pedro Romano: In psecutione extrema S.R.E. sedebit Petrus Romanus qui pascet oues in multis tribulationibus, quibus transactis ciuitas septicollis diruetur, & Judex tremendus iudicabit populum suum. Finis”.  Como sé que su latín no es muy fluido, acá les dejo la traducción: «En persecución extrema, en la Santa Romana Iglesia reinará Pedro el Romano quien pacerá a su rebaño entre muchas tribulaciones, tras lo cual la ciudad de las siete colinas será destruida y el Juez Terrible juzgará al pueblo suyo. Fin».

Notablemente ningún Papa ha adoptado el nombre de Pedro, porque consideran que ese sólo corresponde al apóstol quien, tras ser de los primeros en seguir a Jesús y uno de los más radicales en su defensa, fue también uno de los pocos que lo acompañó durante su juicio -aunque negó conocerlo tres veces antes del canto del gallo- y fue de los primeros que lo  vieron resucitado, según el texto bíblico. Aunque ante la cruz sólo irán la Virgen María y San Juan, Simón Pedro es de quién Cristo dice: «Tu eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia», así como que tendrá las llaves del reino de los cielos. (Mateo 16:18 y 19). Por cierto, su nombre era Simón y adopta el de Pedro por petición de Jesús. Y ni Francisco el Papa lo hizo.

Ahora, en un sentido Francisco el Papa puede ser el Papa del Fin del Mundo porque viene de, literalmente, el otro lado del globo respecto a Roma. Pero también pueden suceder dos cosas:

1.- Un ataque, masivo o puntual, del denominado «Estado islámico» o ISIS sobre Roma en general o contra el Vaticano en particular. Consideren que el Vaticano tiene apenas una extensión de 0.44 kilómetros cuadrados y 4 kilómetros de frontera,  por lo que incluso un arma nuclear táctica bastaría para, introducida en un maletín, borrar o hacer inhabitable la ciudad. ISIS ha afirmado que su interés es crear un Califato universal, o al menos como ha sido su extensión histórica más grande, lo que incluiría el sur de Europa -marcadamente España, quien expulsó a los moros en 1492-, el norte de África y todo Medio Oriente. O incluso un atentado contra el Papa, que ya se ha intentó contra Juan Pablo II, por ejemplo.

2.- Un cambio de sede. Lo adecuado es que la Iglesia tenga su sede en Tierra Santa, muy cerca de dónde transcurrió la vida de Jesús y sus apóstoles. Se entiende que Pedro se fue a Roma a predicar en la capital del Imperio más grande -y en el que vivía- en ese momento, así como algunos apóstoles fueron a España (Santiago), India (Tomás), Grecia (Andrés) o Egipto (Marcos) o a otras poblaciones más cercanas. Es posible que la Iglesia Católica mude su sede fuera de Roma, con lo que sería el «último pontífice Romano».

3.- Simplemente, que Francisco sea «el Papa Negro» por venir de la orden jesuita y «El Papa del Fin del Mundo» por venir del cono sur (es el primer americano, el primer habitante del hemisferio sur desde la constitución del Papado y el primer Papa no europeo en 1,300 años). No hay tal fin del mundo, ni abandono de Roma y la «Gran Tribulación» y el «Juez Terrible juzgará al pueblo suyo» puede referirse a los escándalos financieros y sexuales que han llegado, incluso, a quebrar financieramente a diócesis enteras como la de Boston, a reducir la feligresía de la Iglesia Católica y a reducir su crédito y prestigio global.

En fin. Si es el último Papa de la historia o no, no lo sabemos aún -y espero que nunca nos conste-. Pero que de el riesgo de una guerra entre musulmanes y cristianos está latente y puede crecer muy rápido es algo que no podemos olvidar. Porque en una guerra por la fe no se teme morir -muerto mártir llega al cielo… según en el que crea, pero al cielo-, y porque las guerras modernas ya no son confrontaciones entre ejércitos nacionales de diversos países en el campo de batalla, sino entre habitantes individuales de diferentes creencias, físicamente entre si y en el ciberespacio. Así que hay que repensar una posible nueva era, diferente a lo que hemos visto.

Pero… ¿Qué dice Francisco El Papa de si mismo y de su posible final? Ha declarado «sólo tengo dos o tres años de vida antes de reencontrarme con mi Creador» y «vivimos en un mundo en guerra por todas partes».

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Imagen de hoy European Parliament via Compfight y video desde YouTube.

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