De Franz Kafka ya hemos hablado en otras ocasiones… Y de hecho, también compilamos algunas de sus frases famosas (acá pueden verlas). Curiosamente, ¡hasta repetimos dos frases! Pero no todas (algo hay que decir en descargo). Sucede que estos días de pandemia y de estar en casa, volcado sobre su espalda, con una manzana que se está pudriendo clavada en… su cocha. Como Gregorio Samsa, su personaje estelar en su novela «la metamorfosis». Pero no, no es porque estemos volviéndonos más insectos, sino porque como a Gregorio, tal parece que nos alejamos cada vez de las demás personas.
Y no sólo es por las cuarentena. También es porque el mal humor parece que se está expandiendo. Sí, en parte es por el encierro. Pero también porque hay menos dinero disponible y las personas están muy inquietas por eso. Añadan que muchos estamos padeciendo abusos de las burocracias, que si de por si no son las más serviciales, ahora menos.
Les comento una: cambiaron el estatuto del edificio en donde vivo de «vivienda» a «comercial», así que el agua nos llegó 4 veces más cara. Y, además, alegan que el medidor «no sirve», por lo que hicieron un estimado por arriba del promedio del consumo. PERO… no hay oficinas de atención al público, y la aclaración solo puede ser en las oficinas de atención al público -que están cerradas-. Por lo pronto, hay que pagar o arriesgarse al corte, y ya después ir a aclarar.
Es por cosas como esas que Kafka odiaba a la burocracia… y la consideraba un enemigo de la libertad y hasta de la salud mental. Por eso me acordé de nuevo de él en la semana anterior.
Franz Kafka y sus frases.
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Ni que decir: tiene razón. Si alguien te señala tus errores, aprende y corrige. No los repitas. Si alguien te hace ver que estás mal… aprende y corrige. Y no olvides: no importa qué hagas o cómo lo hagas, no vas a salir vivo de este mundo…
Los perros… Seres nobles, amables y que corresponden las atenciones. Tratalos bien, y te tratarán bien. Tratalos mal… y te corresponderán de igual manera. Aprende mucho de ellos: son claves para entender el mundo.
Y eso pasa para las muy históricas y para las muy recientes: las que quieren cambiar las realidades y «transformar las sociedades»… para acabar agravando los problemas que iban a resolver.
Lo malo es que nunca es fácil reflexionar serenamente… Nos gana el nervio, la desesperación y la molestia. A lo mejor por eso pocos les da por pensar serenamente y la mayoría somos víctimas de la amígdala.
Es decir, no que se dejara llevar por la fantasía, la locura y la búsqueda de aventuras, todo por un amor imposible. Era esa presencia que lo mantenía atado a la verdad cotidiana, que le hacía creer que todo estaba bien cuándo estaba mal…
Imagen de hoy: Gregorio Samsa / Kafka por MEDIODESCOCIDO y postales por @Gjsuap.
