A todos nos ha pasado: hay momentos en que sueñas el futuro. En que planeas lo que quieres lograr, y lo que tienes que hacer para llegar. Esos tiempos en que construyes el futuro deseado, en contraste con dejar fluir las cosas y adaptarte a lo que viene. Porque sí, a veces el futuro es obra de lo que pasa (sin que puedas hacer nada al respecto) y otras veces es resultado de una intencionalidad, un diseño y una serie de tareas concretas. Es tu decisión dejar que pase, adaptarte a lo que pase o diseñar lo que pase. Así que, en aquella frase inmortal de Amado Nervo: «porque fui el arquitecto de mi propio destino» está más que clara. Es momento de hacer planos y ejecutar planes.
Claro que eso requiere, primero, decidir qué es lo que en verdad quieres. Todos optamos entre fama, dinero, tranquilidad, amor, rutina, retos, cambios, estabilidad… Suelen presentarse en parejas que parecen mutuamente excluyentes.
Pensamos que seremos más felices si encontramos un equilibrio. Un poco de todo. «Suficiente». Suficiente ingreso para no angustiarnos, no tanto para temer por nuestra seguridad. Bastante trabajo para no aburrirse, no tanto que nos limite el tiempo. Suficiente amor para sentirse querido, no demasiado para no sentirse atado.
La gran paradoja es que el crecimiento verdadero requiere algo de desequilibrio. Poco o mucho, varía. Pero en desequilibrio. La persona que entrena 16 horas diarias, dejando de lado familia, relaciones, trabajo, es la que suele tener éxito. Andy «Destroyer» ganó tres campeonatos de peso pesado en una pelea porque empezó a entrenar a los 6 años. Y porque aceptó ser el suplente de una pelea con menos de un mes de anticipación. Estaba listo y dispuesto cuándo le llegó la oportunidad.
Futuro deseado: una probada.
Tal vez una de las mejores cosas que me pasó en Aguascalientes fue poder probar un poco de una alternativa deseable de futuro. ¿Qué pasaría si fueras un capacitador itinerante, que fueras a distintas ciudades a presentar tus materiales? ¿Qué opciones hay, además de dar talleres de Escribe Hoy en la Colonia Condesa en la Ciudad de México?
Pues la verdad, me gustó. Lo disfruté mucho y con gusto lo repetiría pronto. A Aguascalientes o a otras ciudades en que nos traten con el mismo cariño y aprecio que pasamos allí.
Aunque no se trata de quedarse en un único lugar: la propuesta es moverse, llegar a más ciudades y ¿por qué no? Más países también. Hay mucho por hacer y distintos lugares en los cuáles hacerlo. Se trata de romper la inercia y atreverse a hacerlo.
La dificultad radica en romper con el confort. Con la rutina. Con hacer siempre lo mismo. Con atreverse a hacer algo distinto. Eso es lo que se requiere para hacer del futuro probado una realidad y no nada más una probada. ¿Lo lograré? Confío en que si.
Y, mientras tanto, les dejo el video que acompañó esta entrada. Por si les gusta, lo compartan también.
Imagen de hoy: future.world por d26b73 y video por @Gjsuap
