Llegó y pasó mi cumpleaños. Y debo confesar que me sentí abrumado de afecto y aprecio: más de doscientos mensajes personales en Facebook a lo largo del día, más mensajes en Twitter, Whatsapp, teléfono, SMS y ¡hasta en persona! Y eso me hace sentir muy agradecido con todos los que se tomaron un tiempo para dedicarnos un pensamiento.
Me queda claro que a lo largo de la vida he hecho muchos amigos y que, afortunadamente, siguen al pendiente. Eso me da mucho gusto, particularmente de aquellas personas que no pensé que me fueran a contactar y lo hicieron; o que lo hicieron de formas que no esperaba.
Ahora toca el turno de cumplir los compromisos del «Manifiesto de Don Quijote» del que hablamos ayer.
Gracias y a lo que sigue.
Procuré ya agradecer personalmente a todas las personas que me felicitaron personalmente -me faltan algunos-. Varias citas quedaron pendientes para varios temas, espero poderlas cumplir pronto. Hay quienes quieren saber de los cursos y talleres; hay quienes quieren ir a las lecturas públicas -con sus obras o con otras-, hay quienes sólo quieren vernos en persona porque… bueno, hace muchos años que no lo hacemos. Habrá que hacernos tiempo para cumplir con todo eso.
Pero lo más importante es hacerme tiempo para escribir, preparar conferencias y cursos como lo habíamos comentado. Leyendo un post de Chandler Bolt me enteré que hay diez pasos que todo autor debe incluir en su rutina para formar el proceso de escritura:
- Ser un lector ávido.
- Diagnosticar los problemas rápidamente.
- Bloquear las distracciones.
- Agendar un tiempo diario.
- Reunir tus herramientas.
- Tener un lugar propio.
- Prepara tu escenario con utilería.
- Ponte cómodo -pero no demasiado-
- No investigues.
- Evita el mito de «comer, dormir y escribir».
Revisando la lista hay al menos 7 que ya hago de una forma u otra, un par que requieren adecuaciones y un par más que podría incorporar rápidamente. Otros ya los hago, pero no exactamente de la forma en que lo recomiendan. Así que… hay que adecuar el método de trabajo.
Por ejemplo: en el punto 7, suelo escribir con una fuente cerca. El ruido del agua al caer me estimula mucho el proceso creativo. Pero mi fuente ha estado descompuesta desde agosto y es uno de los puntos que no he resuelto adecuadamente. A veces usaba inciensos o velas aromáticas; ahora tengo un pequeño ratón -un hamster- en mi estudio. Formalmente debería estar en otro lugar de la casa, pero por alguna extraña razón acabó en mi estudio. Y si bien es un auténtico «ratón de biblioteca», ahora es él quien «aromatiza» mi espacio como una especie de recordatorio de que debemos bañarlo y lavar su casita al menos cada dos semanas.
Por ejemplo, otro punto: típicamente después de dejar a los niños en la escuela, empieza mi jornada de escritura. Y no me levanto ni me dejo distraer por un par de horas al menos. Eso suele implicar que la primera pausa del día ocurre hacia las diez de la mañana. Y a veces es tan larga que ocupa hasta el día siguiente. Pues bien, ahora hay que agregar al menos otro bloque de dos horas para, alternadamente, avanzar otro libro y la conferencia en paralelo a lo que ya hago.
En fin. Ya les comentaré como avanzo en el proceso. Mientras tanto, les recomiendo leer los detalles de los que habla Chandler Bolt para que vean cómo pueden adaptarlo a su caso concreto. Por lo pronto, muchas gracias a todos los que me felicitaron y se ofrecieron a «hacerme cumplir» mi compromiso público de ayer.