Estos últimos días me ha tocado platicar con distintas personas sobre un mismo hecho: traigo un mes injertado en Hércules. Y no por su fuerza sobre humana o por su origen semi divino: parece que me ha dado por asumir tareas «más allá de la capacidad humana», de maneras que no son del todo las mejores.
Si, ya había comentado en la reseña de la película Hércules (no la de Disney o alguna clásica, sino la de Dwayne Johnson). En ella destacábamos que, más que un semi dios, Hércules era un mitómano acompañado de un grupo peculiar que le creaban la fama de ser invencible, todopoderoso, capaz de hazañas increíbles… pero que en realidad eran cosas ordinarias extraordinariamente presentadas. (Lean la reseña aquí o vean el corto acá).
Lo relevante es que las célebres «12 tareas» de Hércules incluían cosas pesadas y repetitivas -como palear el estiércol de una cuadra de caballos enorme- o casi imposibles -como matar un león de melena negra-. Pero, lo más relevante, ninguna de ellas era significativa por si misma para lograr algo realmente importante. Eran pesadas, difíciles, laboriosas, molestas… pero menores.
Mis días de Hércules.
He tenido los últimos días pláticas con distintas personas, que curiosamente han sacado a colación la misma figura: Hércules. Y la forma del comentario es «Y por qué haces lo que haces, si no ganas dinero o reconocimiento? Es absurdo».
Acepto, a veces, que hago muchas cosas «sin sentido económico». Metes mucho tiempo y esfuerzo para pocos resultados. La regla de Pareto, del 80-20, es cierta: el 80% de los resultados llegan del 20% del esfuerzo. Pero todas son importantes y puedes hacerlas sin descuidar las urgentes o las lucrativas.
Curiosamente, muchas de las tareas que caen en la categoría que critican son parte de mis «hábitos de diez minutos». Si, habiendo traducido el libro «Domina tu tiempo en diez minutos al día«, era natural aplicarlo. La idea es hacer pequeñas cosas, no más de diez minutos -o veinte, pues; lapsos pequeños- cada día. Pero que, al hacerlas cumulativamente, hacen una importante diferencia. Al final, no son más de dos horas diarias -menos del 10% del tiempo disponible- pero generan resultados importantes.
Por eso no me acongojan mucho: es poco tiempo, bloqueado en la agenda -o aprovechando ratos muertos- pero dónde el logro está en hacerlas constantes. Un 1% de mejora diaria parece insignificante. Pero ese 1% diario sin fallar durante un año… es 365% más. Nada mal.
Tareas de 10 minutos.
Algunos ejemplos de mis «tareas de 10 minutos» que a algunos no les gustan:
- Meditar. Mi día suele empezar con 20 minutos diarios de meditación. Si, a veces en realidad terminan siendo tres minutos de meditación y 17 más de sueño. O a veces son 10 minutos mientras haces otras cosas en los 10 restantes. Pero la racha ya se acerca a los 1,000 días ininterrumpidos.
- Estudiar alemán. ¿Para qué? No pienso vivir en Alemania. No pienso viajar a Alemania. Ni siquiera tener novia alemana… ¿Entonces? Bueno, porque a través de Duolingo es como jugar, y en poco menos de diez minutos al día -pero diario- ya tengo una fluidez del 50%. Racha de casi 500 días, con dos interrupciones.
- Frases famosas. Si, originalmente eran para animar mi día. Luego, las empecé a compartir en redes. Luego, por correo -pueden pedirlas aquí– Hoy son una sección de este blog, bastante buscada, y un tablero en Pinterest con buen tráfico. Un año sin parar.
- Ver charlas TED. ¿De verdad 20 minutos al día pueden enseñar algo? Si. Porque son ponentes de frontera, con un formato predefinido: no pueden vender, tienen que incluir humor y asombro, deben hablar de las fronteras de su campo y deben hacerlo en 18 minutos o menos. Vean una al día en ted.com. En este no siempre lo hago, pero soy constante.
- Escribir. Blogs. Libros. Novelas. Manuales. Si, eso es mi trabajo. Muchos creen que es un hobby mal llevado o inútil. «En México no se lee». «Eres un desconocido». «Tus textos son malos». Tal vez. Tú estás leyendo. Por hoy, valió la pena. Y todos los días entre 300 y 2,000 personas leen mis textos. No pasa un día que no escriba, al menos, 500 palabras.
Hércules limpia cuadras.
¿Escribo mucho? Aquí mi amiga Sherezade les comparte una foto de mi teclado, mientras le platicaba del Método Escribe Hoy. Y aclaro: son luidas, no perforadas. Aún:
¡Nunca había visto una Mac así!!! Con las teclas perforadas, se nota que @gjsuap si escribe!!! Excelente método p escribir, recomendable 💯 pic.twitter.com/WyriM6UWs2
— Sherezade (@vickyvidal1) 17 de mayo de 2017
Acepto. Ninguna de las cinco «tareas de diez minutos» me da fama. Ninguna me da prestigio adicional. Solo una me da algo de dinero (la última). Muchas parecen siembra absurda. PERO… aunque parezca que solo es limpiar el excremento de los caballos, todas juntas tienen «algo» adicional.
Me hacen mejor persona. Mantienen mi cerebro activo. Obtengo información adicional. Me ayudan a estar sereno en las dificultades. Estoy animado a lograr mejores cosas. Me están preparando «para ser un éxito instantáneo de la noche a la mañana que tomó 20 años en formarse». Acá está el catálogo de libros en Amazon, por ejemplo. Ya son 7; serán 10 este año. Y subiendo.
Así que… ¿Soy Hércules? Tal vez si, en el sentido de hacer tareas absurdas. ¿Estoy mal? Bueno, tal vez hay que replantear algunas. Hacer cosas diferentes. Meter el estiércol al compostero -en lugar de simplemente sacarlo- y domesticar al león en vez de matarlo. Pero las tareas hay que hacerlas… aunque parezcan propias de Hércules. Con un poco de guía y cambiando el enfoque es posible.
Cuéntenme en los comentarios: ¿tienen ustedes un «habito de diez minutos»?¿Cuál es? Y bueno, ya. No se quejen. Va el trailer de la película aquí mismo, pues. Para que no tengan que ir a otra parte… pero véanlo tras dejar su comentario -o compartir esta entrada, por lo menos-
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Imagen de hoy: V Threepio via Compfight y video desde YouTube.