La nevada de ayer.

Así fue la "nevada"

En realidad, no fue una nevada. Fue una granizada bastante fuerte que afectó el centro de la ciudad, en torno a las colonias Del Valle, Roma Sur, Condesa, Cuauhtémoc, Juárez, Tabacalera, Centro Histórico y Guerrero, entre otras.

Fue necesario cerrar el Viaducto Miguel Alemán, porque particularmente en el cruce con Francisco del Paso y Troncoso alcanzó más de medio metro de altura, y ocho automóviles quedaron destruídos por la inundación.

Algunas de las versiones que escuchamos es que es parte del «cambio climático». Si, es cierto que hoy hay lluvias atípicas y sequías atípicas, pero no es el caso. Puede tener un aporte, pero no es el más importante.

Digo, nadie puede llamarse a sorpresa cuando recordamos que la Ciudad de México está a la misma latitud que los desiertos del Sahara o de la península arábiga; y que si tiene más frío que un desierto es porque está a más de 2,240 metros sobre el nivel del mar, en medio de un valle montañoso. Pero esto era un lago. ¿Sorprende que llueva y se inunde? ¿Sorprende que haga frío?  Y si, la deforestación nos aleja del clima de montaña y nos acerca al clima desértico que nos correspondería.

Manejar en la "nieve"

Pero, por si fuera poco, tenemos la mala costumbre de utilizar las coladeras como botes de basura; las unidades de desasolve luego dejan los lodos y basura que extraen de la coladera contiguos a ellos para que luego los recojan los recolectores de basura (que a veces no llegan). Por si fuera poco, nos faltan hábitos de manejo en hielo -por lo poco común que es acá- y las imprevisiones y accidentes alentan más el tráfico.

Moraleja: NO es sólo el cambio climático -difícil de cambiar-, sino también nuestros malos hábitos los que pueden causarnos problemas. Tengamos cuidado y hoy más que nunca recordemos que una acción local tiene una consecuencia global.