Recientemente platicaba con un amigo. Se quejaba de que los libros escritos por políticos sirven para nada y para lo mismo. Sus liderazgos falsos usan libros que, en ocasiones, ni siquiera escriben ellos con la intención de posicionarse. «Si los escriben antes de una campaña, un año antes, es para posicionarse; si los publican durante una campaña, es propaganda. Y ya. Nunca vuelven a escribir».
Yo le decía que hay libros muy interesantes sobre política. En particular me encanta Punto de Quiebre, la novela de Cristina Liceaga que habla del relativo fracaso de la intervención de la Generación X en política, que buscaba cambiar el sistema y acabar con la corrupción… y acabó llevándola a nuevos y más altos niveles.
También me gustan las autobiografías o libros de reflexiones de ciertos políticos, particularmente ya que dejaron el poder. En particular, las de Bill y Hillary Clinton -aunque son masivas y no las acabé de leer- y la de Vicente Fox. Sobre todo en la historia de cómo llegaron a la política, no tanto lo que hicieron -o creen que hicieron- ya allí. Particularmente porque sus liderazgos fueron por vías atípicas.
Pero hay un libro que sobresale de todos. Es uno de los pocos libros que tengo casi la mitad subrayado.
Felipe González. En busca de respuestas.
Me refiero a la autobiografía de Felipe González. «En busca de respuestas. El liderazgo en tiempos de crisis«. Felipe era miembro del Partido Socialista Obrero Español en los años en que estaba proscrito y era clandestino. Incluso, llegó a ir a la cárcel. Con la apertura democrática de España, llegó a diputado en 1977 y fue presidente de 1982 a 1996, ganando tres reelecciones.
«Finalmente, hay políticos capaces de acompañar los principios con las ideas. Son los que saben que, para poder llevar a cabo una profunda transformación -a partir de un compromiso fuerte con un proyecto-, hay que apoyar firmemente los pies en el mundo real y desplegar ideas que lo tengan en cuenta y que sean factibles de ser puestas en práctica. Éstos son los que encarnan el mejor liderazgo político, el que mezcla unas convicciones profundas con un proyecto y con la capacidad de tomar decisiones, fijar objetivos y asumir riesgos ante situaciones difíciles, incluso a contracorriente, cuándo los demás dudan o están confusos. Si esto va acompañado de un «carisma personal» que les permita traspasar la barrera de la opinión pública, con impacto, los mensajes y las ideas tendrán el apoyo de la mayoría. Respecto a estos líderes, se podría parafreasar a Bertlot Brecht y decir: «Ésos son los imprescindibles».
Felipe González, En busca de respuestas.
Es decir, hay que tener firmeza en los principios y flexibilidad para saber qué cosas de tu plan o de tu visión ideológica son realizables y cuáles no. Sí, la izquierda se oponía a crear una macro burocracia europea. Tampoco le latía crear mercados libres de trabajo, en que las personas pudieran moverse libremente en la Eurozona, aunque eso implicara menos prestaciones laborales. Pero era la mejor vía para desarrollar a España rápidamente. Y la apoyó, pese a todo.
Liderazgo pese a la ideología
¿Qué es lo notable? Que a pesar de venir de la izquierda (y de la radical, la que estuvo encarcelada), apoyó políticas que parecían contrarias a eso. Por ejemplo, incluir a España en la OTAN primero o en la Unión Europea después. Muchos decían que traicionaba su ideología; él decía que tenía que ver por su país, sin olvidar sus principios.
Dice que un líder no es el que hace las cosas cuándo tiene mayorías, sino que es capaz de construir mayorías porque sabe que tiene la razón -o, al menos, puede convencer a una mayoría que confíen en él lo suficiente-.
Lo curioso es que no buscó escribir un libro para decir lo maravilloso que él fue; más bien le preocupa que la política está tan desprestigiada que los jóvenes buenos no quieren meterse, para no embarrarse de lo malo. Y con ello, dejan que el decaimiento de la política siga a la baja constantemente. Su anhelo al escribir ese libro es impulsar a más jóvenes a involucrarse en la política, con principios y decisión. Dice que no necesariamente en su partido, sino en dónde prefieran, en tanto el compromiso sea firme y la honestidad su bandera.
Liderazgos veletas
«Las democracias mediáticas e irreflexivas que tanto abundan son enemigas naturales de los liderazgos sólidos. En ellas privan los sondeos de opinión sobre las convicciones, y los líderes políticos se dejan arrastrar por las tendencias diarias de esos sondeos. Impera la simplificación de los mensajes para ajustarse al minuto de que se dispone en los informativos, aunque ello vaya en detrimento del razonamiento y la pedagogía necesarios para convencer y movilizar a la ciudadanía. HOY, EL POLÍTICO, LEJOS DE EJERCER SU LIDERAZGO, PARECE OFRECER SOLO LO QUE PIDE EL PÚBLICO CADA DÍA. No defiende, ni mucho menos aplica, un proyecto de país».
Felipe González, En busca de respuestas.
Cuándo leo ese párrafo, me queda claro que él estuvo antes de que el Internet o las redes sociales hicieran de los liderazgos políticos veletas a merced del trend topic del día. O que los sondeos a los que se refiere pudieran realizarse en Facebook, entre simpatizantes de determinada causa, dándoles la misma validez que a un ejercicio demoscópico más científico.
Por supuesto que hay mucho más que quiero comentarles… Pero luego una entrada larga se lee menos. Así que pronto retomaré el tema. En tanto, les dejo como recomendación leer la autobiografía de Felipe González. «En busca de respuestas. El liderazgo en tiempos de crisis«.
Imagen de hoy: Felipe González en Oviedo por FSA-PSOE y video por @Gjsuap