La tradición dice que Melchor, Gaspar y Baltasar llegaron en un camello, un caballo y un elefante ante el pesebre en Belén. Según una interpretación uno llegó en caballo desde Europa, otro en Camello desde África y el tercero en elefante desde Asia. Eso también valida que uno era negro, otro blanco (de cabello rubio) y uno moreno de cabello obscuro. Así, todo el mundo conocido se presentó en Belén durante la adoración de los magos según esta versión.
Hay tradiciones orales rusas que hablan de un cuarto rey mago que iba montado en un burro, cargado de aceite. No llegó por las vicisitudes del camino y por hacer caridades. Sin embargo, tarda mucho en llegar y encuentra al niño que iba a adorar colgado de la cruz, moribundo. Pide perdón por el retraso y escucha la célebre frase «hoy estarás conmigo en el paraíso».
Tal vez basado en ellas, tal vez no, el presbítero Henry Van Dicke escribió en 1896 «el otro rey mago». Este denominado Artabán se encamina desde Persia. De manera similar a la tradición rusa, por hacer caridades pierde el camino y no llega al punto de encuentro con los otros tres; cuando por fin alcanza el destino encuentra el degüello de los niños ordenado por Herodes y al tratar de detenerlo es detenido por treinta años. Supuestamente, es liberado a tiempo de llegar a la crucifixión, pero el temblor que sigue a la muerte de Jesús hace que una piedra lo golpee y muera sin ver al Señor, sin embargo, es también llevado al cielo.
Sospecho que, de ser cierta y si se trata de una interpretación integradora, en realidad faltaría el rey mago americano. Posiblemente debió ser maya -dado que eran los astrónomos más avanzados de esta parte del mundo-. El problema, sin duda, era cómo ir de Yucatán a Israel en el año cero. Una opción era en ballena o delfín. La otra, en águila o algún otro método aéreo. Como sea, la imposibilidad práctica de que se completara el viaje hace que el cuarto rey mago sea difícil… pero creo que da para una mejor historia que las dos narradas anteriormente. Por lo pronto, el próximo año pongan en su tradicional nacimiento, además del camello, el caballo y el elefante, un delfín con un maya a cuestas.