Los grandes artistas y creadores de la humanidad han tenido mecenazgo. «Alguien», típicamente una persona con poder y riqueza, les paga para que puedan dedicarse a crear. Miguel Ángel recibió apoyo del Papa. Leonardo, de los Sforza. Shakespeare de la Reina Isabel. Mozart del Archiduque de Austria. Los grandes muralistas mexicanos, del gobierno. «Alguien» les cubría sus gastos para que ellos pudieran dedicarse a crear. Incluso Marx tuvo a Engels como su «patrocinador».
De hecho, el término «Mecenazgo» viene del siglo I antes de Cristo, por Cayo Clino Mecenas en Roma. Se volvió tan importante promotor de las artes que su nombre se volvió referente de esta labor. Apoyó entre otros a los poetas Virgilio y Horacio. También fue asesor de César Augusto. Pero además patrocinó a otros jóvenes poetas.
Tal vez los más famosos mecenas de la humanidad son los Borgia: financiaron buena parte del Renacimiento Italiano, lo que se volvió un modelo para todo el mundo.
Es cierto que no todos los artistas han tenido patrocinadores o mecenas. Muchos han sido famosos por crear sus obras tras atender sus trabajos. Trabajando de día, creando en las noches. Esforzándose toda la semana para dedicarse a la labor creativa sábados y domingos. Viviendo pobremente de las ventas de sus obras hasta que alcanzaron cierta fama.
Mecenazgo contra empleo
Hay ciertas tareas creativas, como el periodismo, que se ve como un empleo: Se les paga un sueldo por su trabajo, y se les dice qué hacer y cómo deben hacerlo. Eso limita en parte la vena creativa. Y sí, ayuda a ir cubriendo los gastos… pero limita mucho la creatividad. Por ejemplo, es sabido que Gabriel García Márquez pudo escribir «100 años de soledad» durante un año en Paris… porque su esposa lo mantuvo durante ese año que no trabajo. Al final, con el mecenazgo de Mercedes, logró una obra digna del premio Nobel.
Como sea, las obligaciones cotidianas recortan el tiempo disponible para la creación. Y yo les confieso: no puedo hacer libros más rápido porque tengo que balancear tareas laborales, paternales y creativas. Y no es fácil tener incertidumbre sobre los ingresos que tendremos. La verdad, no estoy pudiendo cubrir todo.
Y les confieso: en la entrada anterior alguien se quejó de que «este blog ya no es lo que era» porque «me llaman con un título interesante. Pero pretenden venderme algo, como si fuera un tiempo compartido». En realidad, una de cada seis entradas promueven algunos de nuestros productos. Hablamos de visitas literarias, el taller Escribe Hoy o los libros, por ejemplo. Dado que este sitio no tiene publicidad ni ingresos directos de otro tipo, es la venta de esos materiales los que ayudan a ofrecerles material de alta calidad gratis. Pero aún es baja para los gastos. Necesitamos apoyo.
Mecenazgo: tu turno
Hace poco me comentaron de una plataforma que permite que cualquier persona se vuelva patrono de un artista. Se llama Patreon (Patrono en inglés, que es un término con significado similar a Mecenas en español). Retoma el concepto de Crowfounding, con una diferencia. Permite aportaciones mensuales de manera regular, en lugar de aportaciones directas para un proyecto concreto. Así, el artista tiene una idea clara de cuánto tendrá al mes para sus gastos, y ya no se requiere un gran mecenas con bolsillos enormes manteniendo a varios artistas a la vez.
Pero también Patreon permite tres cosas: dar beneficios a los donantes en función de su aportación mensual. Puede ir desde un agradecimiento en la página web hasta… bueno, escribirles un libro bajo su nombre. Y también poner metas que beneficien a todos por igual, independientemente de su nivel de donativos. Por si fuera poco, nos ofrece espacio para crear comunidad entre los patronos y los creadores. O entre los patronos de un mismo proyecto, y un espacio para compartirles materiales exclusivos. Todos ganamos.
Un ejemplo de mi Patreon
En mi caso, por ejemplo, con un donativo de U$25 mensuales, recibirían:
- Agradecimiento en la página WEB y en los libros.
- Acceso a material exclusivo y original.
- Las galeras de los libros ANTES de su publicación.
- Descuentos en libros, visitas y talleres.
- Libros impresos, dedicados, entregados en su domicilio conforme se vayan publicando.
- Y participar en los beneficios de las metas globales.
Hay opción de participar desde un dólar al mes… Y, por lo pronto, todos los donantes reciben un e-book de regalo (a pesar de que donen un dólar nada más) en el momento de suscribirse.
Y como dicen por allí, «¡aún hay mas!». Si logramos ciertas metas, hay beneficios para todos los mecenas. Independientemente del monto individual de su donativo. Porque se vuelven parte del equipo creativo. A mí me ayudan a tener un estimado de ingresos seguros cada mes. Así puedo dedicar más tiempo a la labor creativa y menos a los proyectos de terceros. Ustedes reciben beneficios constantes. Como dicen por allí, es un «Ganar-ganar-ganar». Porque, además de los beneficios para ustedes, hay beneficios acumulados para todos los que participamos.
Si alguien está en la misma fase de impulsar sus proyectos creativos, les invito a abrir su cuenta en Patreon. Ya les diré cómo avanzamos con la mía. Y de antemano, gracias a todos por su apoyo. Incluso a los que dirán que esto de «pasar el sombrero» ya no es lo que era antes…
Imagen de hoy: via Wikimedia Commons