Mi ciudad. Nací en ella y he vivido toda mi vida aquí, salvo por pequeños periodos ocasionalmente, menores a un mes. Y de hecho, dado que la casa de mis papás estaba muy cerca de la Plaza de la República, vimos muy de cerca mucha de su historia: marchas, manifestaciones, plantones, carreras, competencias, desfiles militares y deportivos, festivales, exposiciones… Mucho de lo que esta gran Ciudad de México tiene que ofrecer.
También trabajé un tiempo en una de las oficinas que están en el Zócalo. Y confieso que una de mis «prestaciones» era poder atravesar la Plaza de la Constitución todos los días -o casi- desde el metro a la oficina, y regresar caminando por el corredor Madero-Juárez-Avenida de la República. También ver, cuando se podía, la ceremonia de descenso de la bandera monumental a las 6 de la tarde.
Y aún así, hay veces que se me olvida en qué ciudad vivimos. Sus grandes retos y carencias, pero también sus aportes y riquezas. Que es una de las ciudades más grandes y prósperas; que tiene más de 100 museos -aunque sólo uno dentro de las «grandes ligas» globales: el Nacional de Antropología-; que ha sido ciudad por casi 700 años y que su traza original sigue el mismo patrón de la original azteca (en al menos la Calzada de Tlalpan y la Calzada México-Tacuba). Que es una ciudad en la que la historia está presente a cada paso (aquí, el quemadero de la inquisición colonial; allá, la casa de Agustín de Iturbide, «emperador de México»; el Paseo de la Reforma, antiguamente de la Emperatriz, cuando era la vía rápida para que Maximiliano fuera a su Castillo, único en América en que ha vivido un monarca reinante; la tumba de Juárez o la de Madero o la de Hidalgo; la casa de Carranza o el punto donde mataron al Padre Pro. Todo tan cerca y a unos pasos).
Si, tenemos pobreza y un sistema de transporte público que colapsa en horas pico, un aeropuerto saturado y fuertes concentraciones de riqueza y bienes en unas cuantas cuadras. Pero aún tenemos atractivos de la época azteca prácticamente idénticos (las chinampas de Xochimilco), y estados Universitarios o el Azteca, segundo mayor del mundo; el mayor santuario católico en América y mayor santuario mariano del mundo (la Basílica de Guadalupe). Agreguen decenas de teatros, cines, tiendas… Y si no han visitado la ciudad, no se la pueden perder. Por si fuera poco, de acuerdo con el Informe de la ONU-Habitat Ciudades del Mundo 2012/2013, la Ciudad de México se posiciona en el lugar 29 entre las 85 ciudades que registran mayor prosperidad en el mundo.
Y en caso de que duden que tenemos magnífica arquitectura y que es una ciudad bastante arbolada, les dejo este video que me hizo sentirme nuevamente orgulloso de mi ciudad. Si aquí habitan, díganos que les gusta más. Y si no… díganos cuándo la visitan.
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Imagen de hoy, original de @gjsuap, video por Portobellini