Yo confieso que los he dejado abandonados muchos días porque tengo un nuevo amor. En realidad no es tan nuevo: es más bien una expresión nueva de un viejo amor. Y vaya que me ha dejado extasiado por horas y horas, el tiempo parece volar a su lado y cuando vengo a ver, resulta que ya no da tiempo de escribir otro día. «Total, mañana lo intentamos» para decir lo mismo mañana.
Algunos de Ustedes ya han visto por allí la conferencia «el pensamiento económico de Aristóteles», preparada en ocasión de la presentación del libro del mismo nombre. (Y para quienes aún no… búsquenla al final de esta entrada). En ella, se comenta la idea del «cuchillo délfico», un producto multiusos diseñado «para ganar dinero» y no para servir como cuchillo. Digamos que era una navaja suiza mal hecha, antes de que Suiza fuera país. Y dice Aristóteles que un producto que cumple muchas funciones las hace todas mal, porque no está diseñado para hacer una sola cosa bien.
Pues recientemente me regalaron un «gadget aristotélico»: un Kindle. Como muchos saben es un lector de e-books. Y nada más. Por lo tanto, es un artículo diseñado con el principio aristotélico en mente: hacer muy bien la tarea para la que fue pensado. Y vaya que la hace bien. No, no es multitouch. No, no es a color. No, no es grande. Y eso es parte de su chiste.
De entrada, parece una tecnología vieja: no es de «leds» o «retina»: es de tinta electrónica o e-ink. Esto hace que la pantalla de verdad parezca papel, carezca de reflejos y pueda leerse incluso a pleno sol. Cansa mucho menos que una pantalla lumínica. Y si, vista a detalle hasta la textura del papel tiene, obvio, sin serlo.
Segundo, está enfocado a leer, por lo que tiene pocos botones: uno para avanzar y retroceder página en cada lado del dispositivo (puedes cambiarlo con cualquiera de las dos manos en cualquier sentido). En la parte de abajo, un botón de 5 direcciones y cuatro pequeños botones: Home, Regresar, Menú y Teclado. El teclado se despliega en pantalla y hay que «navegarlo» con la tecla multidireccional. Latoso para escribir, suficiente para una «nota al margen» sin dañar el libro.
¿Lo mejor? Que la sensación de lectura es similar a la de un libro impreso. Que como sólo consume energía al «pasar» las páginas, una carga puede durarte un mes entero. Y el precio. Aunque es una descortesía ver los precios de los regalos, me asomé y puede conseguirse en Librerías Gandhi por menos de $1,400 (ojo: lo dejaron de anunciar pero aún lo venden, y no está disponible en su tienda en línea, sino en ciertas sucursales. Es que tienen un lector propio, el Enos, por $1,900 pero reproduce audio también.) o en Amazon.com por U$69 -que incluye publicidad, más el envío y los impuestos, sale casi igual excepto porque tarda mucho más en llegar-.
¿Lo bueno? Que permite Puedes escoger tres tipos de tipografías, en tres espaciados diferentes, ocho tamaños de letras, y alberga el equivalente a unas 180,000 páginas de libros. Es muy ligero y cómodo, del tamaño de un Pocketbook, pero más ligero. Nada mal traer una biblioteca en tu bolsillo con 1000 libros a la vez. Además, define palabras, permite tomar notas y fijar separadores de página para continuar tu lectura en otro momento.
¿Lo malo? Que le falta color, no es multitouch y requiere red WiFi o conexión por cable para descargar los materiales. Aunque puede servir para ver PDF y hasta ciertas páginas Web, su función es de «lector de libros electrónicos» y se apega muy bien a ella.
Empecé diciendo que redescubrí un viejo amor. El amor por la lectura. Y eso a través de un gadget aristotélico: se diseñó para una función y esa la hace muy bien. En las últimas tres semanas desde que llegó, entre algunos de los 70 libros que tenía en Amazon (incluido mi propio texto De Hormigas a Tiburones), algunos descargados gratis y un par más que he comprado, en los trayectos en camiones urbanos, suburbanos o aviones he leído unos cuatro libros completos -uno de 400 páginas- y un total de casi 1,000 páginas. Nada mal. Digo, no en balde en mi biografía en Twitter como @gjsuap digo «Leyendo, Pensando, Escribiendo… no necesariamente en ese orden». En fin, que leer en mi Kindle ha salido cómodo, rápido, seguro y barato. Creo que puede ser una gran adquisición para lectores voraces, y por la décima parte del precio de una tableta (la que, por cierto, hace más cosas. Pero no tendría el visto bueno de Aristóteles. Así que… no cuenta).
Y aunque hay modelos más completos (con acceso a red celular, iluminación directa, pantalla led y hasta acceso a películas o música como con el Kindle Fire), yo me quedo con mi «tecnología vieja» pero que me hace que leer sea el placer que debe ser. Y nada más. En ese sentido, es una «máquina de placer» a un precio bastante accesible.
Por cierto, la conferencia sobre Aristóteles está disponible aquí, para el que desee verla. Confieso que es una de las mejores, más redondas y más entretenidas conferencias que he dictado… Y que más disfruté. Hela aquí nuevamente para su deleite: