Una y otra vez lo he visto, en mi vida y en la de algunas otras personas: el principal obstáculo para el éxito puede ser… el miedo al éxito. Cuándo todo está listo, has trabajado duro, preparas adecuadamente… y anotas la hora de inicio de la presentación clave a la hora de la salida; llegas puntual pero al final de la reunión. Y en lugar de lucirte, tienes un minuto para exponer un resumen breve de tu proyecto. Porque llegaste tarde debido al autosabotaje. O cuándo pasas el archivo en borrador en lugar de usar la versión final, y no te das cuenta. O…
Miedo al éxito.
Estas y otras historias son las que ocasionalmente vemos repetidas. A ratos parece que el sabotaje que te cometes es el principal obstáculo. Y viene a colación por un hecho reciente: me acabo de enterar que no puedo entrar a uno de mis sitios. No tengo el password, no tengo el usuario y no tengo el acceso. Un día, por accidente, borré la historia de navegación de mi computadora. Y allí se fue todo. Ni siquiera puedo entrar al servidor a cambiar la llave maestra.
Tengo dos opciones: borrar el sitio y empezarlo todo de nuevo, o buscar ir renovando poco a poco todos los passwords para el servicio de hospedaje, luego para la cuenta de WordPress y, al final, para el sitio que debo cambiar. ¿Posible? Si. ¿Fácil? No del todo. ¿Rápido? Tal vez no…
Pero si no lo hago, el proyecto no podrá avanzar. Parecerá que lo he abandonado. Muchos perderán la fe en él o, simplemente tardará más en lograrse. Y de rehacer todo… se perderá lo que ya llevo. ¿Fue un error involuntario o un auto sabotaje?
Proyectos buenos que no avanzo… hasta que dejan de ser buenos. O hasta que tienen competencia. Sé que bien llevados pueden ser exitosos. Que ya no requieren mucho más. Que con poco tiempo o dinero adicional, quedarán listos. Pero… Pero… Pero… falta ese último paso.
Cómo vencer el miedo al éxito.
Creo que hay dos formas: una es fragmentar las tareas grandes en pequeñas tareas que pueden ser rápidamente realizables, y que generen la sensación de logro y avance tal que se genere una «velocidad crítica» para acelerar más y más hasta que vences la resistencia. Pequeñas tares, constantes, y avanzadas. Sólo una a la vez, diez minutos al día -como lo sugiere el texto de Michal Stawicki-.
La otra es… dejar de temer. Saber que con un par de horas extra la nueva idea puede funcionar, y funcionar bien. Y una idea suficientemente simple, potente y eficaz pero que funcione puede hacer que todo lo demás avance rápidamente. Un triunfo pequeño puede estimular otro, otro y otro más. Es cosa de intentar. Y de lograr.
Sea como sea, creo que ha llegado el tiempo de dejar de temer y lograr las cosas. Basta un éxito importante para hacer que los demás proyectos avancen. Es cosa de avanzar un poco más, y como he dicho en otras ocasiones, cambiar el enfoque de escopeta -pequeños logros en muchas tareas simultáneas- por uno de rayo láser -toda la energía enfocada en una sola tarea.
Espero muy pronto darles buenas noticias.
Imagen de hoy Moritz Lino via Compfight