Morir la víspera o vencer el miedo.

Morir es para todos - Imagen de hoy Hello Droogie
Morir es para todos

Pocas cosas son tan seguras en la vida como el hecho de que vamos a morir. Todos, desde el más pequeño hasta el más grande. Desde el más joven al más viejo. Pronto o tarde. Todos vamos a morir.

Pocas cosas son tan inseguras como el motivo de nuestra muerte. ¿Será de enfermedad tras una larga vida, o por un accidente absurdo siendo niños? ¿En una noticia global como los atentados de Sri Lanka, o quedando diez días en nuestro escritorio en el trabajo sin que nadie se de cuenta que no nos hemos movido? No sabemos.

Lo cierto es que es uno de los grandes igualadores de la humanidad. Ricos, poderosos, famosos y mortales de a pie: todos para allá vamos. No en vano los monjes medievales solían meditar en el «memento mori» (recuerda que morirás), el punto en que moriríamos y que tan preparados nos encontrábamos para ello.

Morir. Obligatorio.

La muerte nos va a llegar a todos. ¿Por qué temerle? Es cierto: hay momentos en que se ha sentido más cerca que otros. Como aquel día en que sentí que se me paraba el corazón. Un aparente ataque cardiaco. Acepté mi suerte y me encomendé a Dios. Cerré los ojos y perdí el conocimiento. Curiosamente, a la mañana siguiente desperté. Pero el ratón que era mascota de nuestros hijos, no. Se le paró el corazón. Estaba tieso. ¿Lo tomó la parca en lugar mío, se apanicó o simplemente le llegó su hora? No lo sé, pero le agradezco que se lo haya llevado la parca a él y no a mi.

Resulta que estos días me han tratado de «espantar» con «noticias terribles», hechos reales pero inevitables. Si, me dan miedo. Pero ya no me apanican. Hay que aprender a vencer los miedos, para que no te venzan. Ya lo decía en ésta entrada de 2016. Y es una lección que ha costado trabajo, pero parece que ya la voy aprendiendo… finalmente. Ya no me voy a morir en la víspera: voy a vencer el miedo y vivir hasta la última hora.

Que los miedos no te detengan

Mi amiga Okami Maresco me hizo una entrevista (que pueden ver completa en tres partes en su blog Okami Maresco). Y allí, ante la pregunta «consejo de vida», salió esta interesante respuesta:

No te arrepientas de romper un silencio. Muchos de los mejores momentos de mi vida no ocurrieron por no haber roto el silencio, o las reglas, o las expectativas. Esos arrepentimientos que te hacen decir: “Estuvo bueno, pudo haber sido mejor”. Besar a alguien. “No porque tiene novio”. Alzar la voz. “No es educado”. Pedir una oportunidad obvia. “Dirán que eres ambicioso”. Reclamar una injusticia: “No, eso no está bien”. Reclamar el crédito por una idea o un trabajo. “No importa, basta con que se haga”. Sí, muchos momentos estelares de mi vida no pasaron por el exceso de miedo o de precaución. “Hacer lo correcto” no es siempre lo correcto por hacer.

Entrevistando a Giacommo 2

Definitivo: si mi vida no ha sido mejor, ha sido por los miedos. Y si no tengo miedo a morir… ¿Qué más debería detenerme? Se supone que nada. Espero tener eso en cuenta de aquí en adelante. Por cierto, lean la entrevista completa en el blog de Okami Maresco. ¿Y a tí, que te detiene? ¿A qué cosa, más allá de la muerte, temes tanto como para dejar que te frene? Cuéntanos en los comentarios a esta entrada…

Acá les dejo el resumen en video de esta entrada. ¡No dejen de compartirla!

Imagen de hoy: Muerto Tot por Hello Droogie  y video por @Gjsuap

Un comentario

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