Hay días así. Dias en que te sientes caminando en el desierto, sin nada que hacer y nada que lograr… Dias en que no importa cuánto avances… no se ve nada cerca. Ni una meta, ni un logro, ni un compañero… nada. Es como estar perdido en el desierto.
Les confieso que son pocos los días así. Pero de repente ocurren. Cuándo crees que una gran idea, que un gran logro, que algo que esperabas ocurre… pero no como esperabas. O simplemente no ocurre. Cuándo crees que algo tomará un par de minutos, y dos horas después no ocurre. Cuándo estás seguro que el mundo consipirará para apoyarte, pero no lo hace. Son momentos en que te sientes abandonado.
Hay quien dice que la fe, o la presencia de Dios, o el amor son los que te hacen compañía en esos casos. Y si, muchas veces ocurre así. Pero no siempre. Y son esos momentos de soledad o abandono en que crees que nada es posible.
Y de repente… Nada pasa. Sigues vagando, cada vez con menos fuerza, triste, abandonado… pensando que todo tiene solución tarde o temprano. Pero no ahora. Ciertamente no ahora.
Pero bien lo decía Winston Churchill: el éxito es la capacidad de ir de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo. Por lo pronto, sacando fuerza de flaqueza, daré otro paso más. Espero que en la dirección correcta, pero eso si, sin dejarme vencer. No, por nada me dejaré vencer. Y si, algún día encontraré de nuevo el camino.
(Esta nota pesimista llega hasta ustedes por cortesía de una laaaaarga espera en el aeropuerto, sin previo aviso, y por un par de cosas que no salieron como esperaba… pero avanzan sin duda. En cuánto llegue a un oasis, les aviso. Mientras tanto, les recuerdo que una visita a clarasandra.com nos ayudará a animarnos.