Nuestros lectores habituales recordarán que, en la entrada anterior, les comenté que estaba aumentando mi consumo de plantas, en un intento de mejorar mis hábitos alimenticios. Esto incluye empezar el día con un batido de verduras, reducir el consumo de productos procesados, harinas y azúcares añadidas. Hay quien dice que ahora como plantas en exceso.
Aunque, la verdad, es que se notan algunas mejorías. Tal vez la más importante radica en que son casi 15 kilos menos respecto al inicio del proyecto. Nada mal. También la medición de azúcar en las mañanas ha bajado, llegando casi a la normalidad. Es decir, de amanecer entre 150 y 170 en ayunas, ahora fluctúa entre 100 y 115 regularmente. También la presión va a la baja, y de manera muy correcta: bastante más cercana al 120/80 con pulsos en torno a los 80. Nada mal si consideran que solía estar unos 20 puntos arriba y con hasta 120 de ritmo cardiaco.
Plantas en exceso
Hay quien me ha dicho que «es demasiado». Que como plantas en exceso. Que conocen a alguien que hizo algo parecido y acabó dos veces en el hospital, particularmente porque se le acumuló tanta fibra en el intestino que ni podía digerir ni podía obrar. Claro que luego me entero que era porque se tomaba dos litros de jugo verde -apio, nopal y piña- en las mañanas, sin filtrar. Tal vez eso sí era un exceso.
Lo cierto es que no me ha pesado, me siento más satisfecho y la comida ha cambiado de sabores. Hoy, algo que lleve Knorr Suiza me parece excesivo. He cambiado a sabores más directos: sal, pimienta y acaso limón, por ejemplo. Las verduras directas, sin mayor aderezo. Total, que aumentar el consumo de plantas me ha gustado y me ha servido.
Las plantas cuentan sus historias.
Pero también me ha servido para observar algo. Como les decía, pongo la mayoría de los ramos de plantas en agua. Hay dos fenómenos que se pueden observar: de un lado, que algunas crecen y se endurecen -en particular espinaca y cilantro- y otras se pudren de la base y se debilitan -como el apio y la acelga-. De otro lado, que las plantas tienden a contar la historia de cómo fueron regadas: las hay que absorben rápido el agua y hay otras -incluso de la misma planta, pero en distinto momento- que dejan el agua lodosa. Como si se fueran «limpiado» de las aguas sucias que traían en su orígen.
En fin. Ahora entiendo por qué hay quien dice que los gorilas, esos grandes vegetarianos, pueden ser fuertes sin tener que comer proteína animal: tienen grandes nutrientes a partir de comer muchas plantas. En particular, si eres gorila. Tal vez no es un hábito alimenticio apto para todos; por lo pronto, me está sirviendo y lo recomiendo.
Imagen de hoy: The World Hopper vía Pexels.com
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