Este fin de semana marcó la salida de la reconocida periodista Carmen Aristegui de su espacio noticioso en MVS Radio. El viernes preguntó al aire si la crítica lanzada por los diputados del PT respecto al presunto alcoholismo del Presidente Felipe C alderón debía ser desmentida por la oficina de la presidencia. El lunes la empresa dio a concer que, dado que había violado el código ético de la empresa «al darle calidad de noticia a un rumor», había decidido dar por terminado el contrato con ella. Lo incómodo del tema es que Presidencia de la República salió a aclarar que a ellos sólo les informaron «cuándo la decisión era un hecho, y no antes» en voz de Alejandra Sota, vocera de la presidencia.
En mi columna «Microeconomía Aplicada» ahondé la explicación de que, en mi punto de vista, la verdadera transgresión ética se dio porque tras una entrevista de una hora, sin cortes comerciales, Carmen criticó al departamento comercial de la empresa al decir «estoy segura que el área comercial querrá descontarme los anuncios que no transmitimos; vamos a ver si lo intentan». Es decir, poner en dificultades al área comercial ante el incumplimiento de pautas publicitarias, y encima burlarse al aire. Sin embargo, eso no fue mencionado como la causa de la salida.
Queda claro que su fraseo del caso Calderón fue muy cuidadoso; pero no bastó para salvarla.
A lo largo de los siguientes días, haremos en este blog un análisis de la economía del periodismo, que les invitamos a ver y comentar. Y veremos al final de la misma si hay razones económicas mucho más serias para dificultar el trabajo de los periodistas valientes e independientes -como lo es Carmen Aristegui- que pasen más allá que la mera censura. Bienvenidos al debate, espero sus opinones. Adelante, ¿Se animan a comentar?