Para el teatro griego, había tragedia y había comedia. Paradójicamente, una misma historia podría ser tragedia, comedia o tragicomedia, según se abordaran sus aspectos. Demostrar que hay ciertos personajes que, hagan lo que hagan no pueden escapar a su destino, mostraba un aspecto de la fragilidad humana. Pero que alguien confrontara a su destino «queriendo» hacía que la cosa fuera más sencilla. Ciertos personajes odiosos hacían, con sus conductas, severas advertencias a otros humanos (ahí está el Tartufo o El Avaro de Molière).
Esta semana que termina ha traído aires de teatro griego: he pasado situaciones trágicas, cómicas e incluso tragicómicas. Amigos que consideraba queridos y cercanos me demostraron, acaso involuntariamente, que estaban cerca y demostraban afectos «de conveniencia», o como quien dice, caravaneaban al cargo y no querían a la persona. Otros que, por el contrario, insisten en tenerme cerca y quieren verme… a pesar que de es inconveniente para ambas partes en este momento. Pero sin duda se aprecian esos apoyos y afectos.
Me tocó asistir a un círculo en dónde solía llegar con un aura de ser uno de los más ocupados e importantes asistentes. La verdad es que nunca creí que era así, aunque recibía ese trato. Pero por diversas circunstancias ahora llegué como uno más, acaso, de los más humildes participantes. Y lo disfruté mucho, tuve más tiempo, salieron buenas ideas, prospectos y posibilidades reales de avanzar con proyectos vinculados a mi vocación. A final de cuentas, había quien se sorprendía con la tarjeta de visita. «¿Autor y Bloguero? ¿Y sin teléfono? ¡Vaya!». Pero luego, al hablar no de mi, sino de ellos y sus ideas, brincaban las posibilidades de proyectos conjuntos, servicios y apoyos que les puedo dar. Y entonces si, la dinámica cambiaba.
Por ejemplo, hay un autor muy exitoso con muchos libros autopublicados, algunos con buenos resultados en el mercado -aunque sólo una sucursal de una librería «de cadena» tiene su inventario y desde allí distribuye-. Pero resultó que sus modelos y los míos tienen muchos puntos en común. Y al comentarle que podía ayudarle a convertirlos en e-books y ponerlos a la venta en Amazon le encantó. Para otro participante, le urge acabar un libro antes de terminar el año, y se acordó del modelo «Escribe Hoy«, así que me pidió ser su coach en esos temas. Veremos que podemos lograr, pero creo que podrá tener su libro este mismo año.
En un foro virtual expuse algunas de las ideas que traigo en mente. Amigos de Polonia, Australia, India y de varias partes del continente americano dijeron que «es muy buena idea… está genial… puede funcionar muy bien… ¡es admirable!». Pero cuándo lo comento con amigos mexicanos me dicen que estoy loco, que deje de soñar, que eso no va a funcionar aquí, que me deje de tonterías. Por supuesto, «todo es imposible hasta que alguien lo logra». ¿Habrá que creerle a quien me cree o a quien duda? Es parte del dilema.
En otro taller aprendí cosas que puedo hacer de inmediato; técnicas que me ayudarán a mejorar aún más mis proyectos y a tener ideas en marcha por menos de cien pesos de costo -por ejemplo- o con un periodo de desarrollo de 48 horas… o ambas cosas a la vez. En una conferencia vi que, de hacer bien lo que había hecho marginalmente por años, podría multiplicar por 4 mi ingreso anterior, con potencial de crecimiento. ¿Es posible? Si. ¿Es probable? Poco en el corto plazo, seguro que si en el largo plazo… si empiezo ahora.
Un amigo con el que analizaba los cambios me confirmó que tienen todo el potencial para lograrse y traerme grandes resultados. Pero también me hizo ver que no será fácil o incluso posible… a menos que lo haga rápido y bien. Y en eso estoy. También he escuchado voces críticas y sugerencias no menores, que me garantizan éxito si empiezo «en Estados Unidos, como si fueras americano, pero a precios nacionales». No es una combinación fácil, pero puede hacerse.
Estoy seguro que las ideas funcionarán, siempre y cuándo la realice y no se queden en meras ideas. La pregunta clave es «¿Qué tan rápido?» Es decir, ¿Debo dedicarme 100% a ellas mientras duren mis ahorros -lo que será poco tiempo?¿Conseguiré inversionistas rápido?¿Pueden generar más ingreso que le que obtendría en un trabajo «normal»? ¿Debo seguir mi vocación de emprendedor y creativo o debo atender la necesidad? Veremos.
La verdad es que en tres ocasiones anteriores que he estado en condiciones similares terminé optando por lo más fácil e inmediato. Y funcionó. No muy bien ni por mucho tiempo, pero funcionó. Ahora siento la urgencia de hacerlo diferente. Por lo pronto, tengo que empujar más fuerte mis ideas y realizarlas adecuadamente y a tiempo para que valga la pena. Te mantendré al tanto de los avances en este esfuerzo a través, claro, de Dichos y Bichos.