Emiliano Zapata Salazar fue uno de los grandes héroes de la Revolución Mexicana. Líder campesino en el estado de Morelos, uno de sus objetivos era recordarnos que «la tierra es de quien la trabaja» y su famoso lema «tierra y libertad».
La enorme paradoja es que Zapata no era precisamente un líder revolucionario, sino conservador. Es decir, se oponía a las medidas «modernizadoras» del Porfiriato y buscaba que se reconocieran las dotaciones de tierras comunales hechas durante la Colonia española. Estas dotaban de tierras a los pueblos indígenas, pero se consideraba que eran poco productivas por su administración comunal y ejidal. Por eso algunas de esas fueron «privatizadas» al permitir que se asignaran a personas individuales, medida que molestaba a Zapata.
Cabe destacar que primero se unió a Madero, pero al ver que su agenda agraria era relativamente lenta y no atendía sus peticiones, se levanta contra él y luego contra el usurpador Huerta. Y posteriormente se opuso a Carranza, hasta que murió traicionado en Chinameca. Por cierto, en una entrada anterior les presentamos una foto de Zapata catrín, muy lejos de su imagen icónica de charro.
Zapata vive vive…
Una de las cosas que hacen famoso a Zapata es que, si bien se acercó con Villa a la silla presidencial, se negó a sentarse en ella. «Mejor hay que destruirla, ya ve que vuelve loco al que se sienta en ella» se dice que dijo. Lo relevante es que si bien estuvo cerca del poder y logró que su plan se incorporara en la Constitución de 1917, nunca tuvo posiciones de poder ni «traicionó al pueblo»: murió como siempre vivió, en este caso, baleado en la entrada de una hacienda, y muerto a traición. De frente no hubieran podido con él.
Entre otras frases célebres, Zapata dijo: «prefiero morir de pie que vivir de rodillas» y «El que quiera ser águila que vuele, el que quiera ser gusano que se arrastre pero que no grite cuando lo pisen«. Y vaya que «alguien» le hizo caso, como veremos a continuación.
… y el vuelo sigue sigue.
Lo que les voy a contar es relativamente sorprendente. En 1961, la fuerza aérea alemana creó lo que es su escuadrón 74 bajo el nombre de Jagdgeschwader 74 (Ala de Combate #74) Tenía dos cuerpos, el 1 llamado «halcones» y el 2, del que seguiremos hablando. Esta segunda ala fue entrenada por norteamericanos que habían volado en el Teatro del Pacífico en la Segunda Guerra Mundial.
El tema es que los pilotos alemanes resultaron ser verdaderamente temerarios: ni el segundo día de prácticas ya estaban saliéndose de las estrictas normas de los entrenadores americanos y de su propia disciplina alemana.
Con ánimo de picarlos, dijo su instructor: «Estos chicos están más locos que los de la Fuerza Aérea Mexicana», recordando a los 38 pilotos del Escuadrón 201 que habían volado con él cuándo era joven. En sus 95 misiones, perdieron apenas 5 pilotos (sólo uno derribado en combate) y se estima que causaron 30,000 bajas entre los japoneses. En parte, porque «volaban como locos», sin medir riesgos.
Pues los chicos del 2 equipo del ala 74 tomaron el mensaje de su entrenador más como un reto. Así que tomaron el nombre de «Viva Zapata». Uno de sus miembros diseñó un logo con un Zapata fumando y adoptaron el nombre informal de «smoking Zapatas».
De hecho, pueden ver el parche oficial en el brazo de este piloto del escuadrón. Ya no es la versión caricaturizada, sino un Zapata hecho y dercho. Casi 10 años después, el gobierno mexicano les autorizó el uso del nombre y la imagen en la insignia. Hoy el Ala de Combate 742 tiene nombre código «Zapatistas» y hace un vuelo especial cada 8 de agosto para conmemorar el natalicio de su… tocayo.
Imagen de hoy: Gral. Emiliano Zapata por SMU Libraries Digital Collections e imágenes cortesía de la Luftwaffe.