En miles de casas de todo el mundo, la pregunta obligada hoy es «¿Qué te trajeron los Reyes Magos»? Esto porque la fiesta católica (y de otras tradiciones cristianas) de la Epifanía del Señor, tradicionalmente celebrada el 6 de enero y actualmente movible (en México se celebró el pasado domingo 2 de enero de 2011) se suele acompañar con regalos a los niños de la casa dejados en recuerdo a cuando los Reyes Magos dejaron oro (por su naturaleza regia, su linaje de David o porque gobernaría), incienso (por su naturaleza divina) y mirra (recordando que moriría y debía ser embalsamado) ante el Niño Jesús.
Un debate en torno a esta tradición – y al leer literalmente la biblia – es que no se dice cuántos eran, como se llamaban o en qué viajaban. Es más, sólo uno de los evangelios los menciona. Se infiere que fueron tres porque dan tres regalos; que eran astrólogos -o astrónomos- porque vieron «su estrella»; Sin embargo la oralidad nos refiere que son Melchor, Gaspar y Baltasar; que eran magos-astrólogos, «reyes» o sabios de oriente; que viajaban en caravanas de camellos, caballos y elefantes; que seguían la estrella y que huyeron por otra ruta, lo que desembocó en la ira de Herodes quien manda matar a todos los niños de la zona menores a dos años (los Santos Inocentes se les denomina).
El texto bíblico original sólo está en el segundo capítulo del Evangelio según Mateo, citado aquí en la versión Reina Valera 1960 (Fuente: http://www.biblegateway.com):
«1 Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos,
2 diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle.
3 Oyendo esto, el rey Herodes se turbó, y toda Jerusalén con él.
4 Y convocados todos los principales sacerdotes, y los escribas del pueblo, les preguntó dónde había de nacer el Cristo.
5 Ellos le dijeron: En Belén de Judea; porque así está escrito por el profeta:
6 Y tú, Belén, de la tierra de Judá,
No eres la más pequeña entre los príncipes de Judá;
Porque de ti saldrá un guiador,
Que apacentará[a] a mi pueblo Israel.(A)
7 Entonces Herodes, llamando en secreto a los magos, indagó de ellos diligentemente el tiempo de la aparición de la estrella;
8 y enviándolos a Belén, dijo: Id allá y averiguad con diligencia acerca del niño; y cuando le halléis, hacédmelo saber, para que yo también vaya y le adore.
9 Ellos, habiendo oído al rey, se fueron; y he aquí la estrella que habían visto en el oriente iba delante de ellos, hasta que llegando, se detuvo sobre donde estaba el niño.
10 Y al ver la estrella, se regocijaron con muy grande gozo.
11 Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra.
12 Pero siendo avisados por revelación en sueños que no volviesen a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino.»
Hasta aquí la cita.
Mañana comentaremos en este espacio por qué la tradición confunde los «magos» (palabra griega que designa «sabio» u «hombre de ciencia») con Reyes, por qué tres, por qué los tres medios de locomoción y los signos que se pretenden esconder en ellos. Según, claro, Dichos tradicionales…