«Solo está muerto quien ha dejado de aprender», dice el refrán. Y tal vez dice bien: quien está vivo y sigue siendo curioso, presenta un deterioro mucho más lento de sus capacidades. Conozco un señor de 82 años (mi papá) que sigue haciendo un esfuerzo cotidiano por aprender. Y conozco amigos de mis hijos de 5 años que ya no quieren ir a la escuela porque «ya lo saben todo». Total, hay que seguir aprendiendo para estar vivo y no dejarse derrotar por el paso del tiempo. No siempre es fácil o conveniente, pero siempre es divertido.
A menos, claro, que te hagan repetir una plana cien veces «para que se te grabe». Lo grave es que alguien crea que eso puede funcionar. En fin. Yo sostengo que eso es anti pedagógico. Aún así, hay quien lo sigue haciendo.
Novedades del milenio pasado.
En 1995, cuando recién aparecían los navegadores «gráficos» de Internet, mi amigo Gabriel García y yo propusimos desarrollar un modelo de «educación en línea». La idea -además de titularnos- era que las personas pudieran tomar «clases en línea» sin que el profesor tuviera que repetir una y otra vez los conceptos. En su momento, era una idea vanguardista.
Tan novedosa que ninguno de los dos logró convencer a su respectivo departamento académico -él Contaduría, yo Economía- de aceptar la idea. Tampoco se nos ocurrió desarrollarla comercialmente. A final de cuentas, no estudiábamos sistemas o ingeniería en computación. Pero alguien que sí escuchó nuestro «speech de ventas» tomó la idea e hizo el primer diplomado automatizado en impuestos.
En el año 2000 creé mi primer sitio docente en línea: en él, mis alumnos de licenciatura podían repasar las lecciones vistas en clase. Tristemente, me enteré que recién lo borraron porque quebró el sitio web de hospedaje en que estaba. Apenas duró 15 años.
Aprendiendo trucos nuevos
En fin, que la vida me enseñó que debo subirme, y pronto, a las tendencias nuevas. Y más si por algo ayudé a crearlas. O las vi pasar de cerca, desperdiciándolas. Alguien me dijo que quiere ir al taller Escribe Hoy. Que cuándo lo daré en Colombia. Ganas no me faltan, pero con un cupo limitado a unos cuantos alumnos, o debería ser muy caro o debería tener varios días al hilo con dos talleres diarios para costear el viaje.
O… puedo darlo virtualmente. Y eso es lo que estoy preparando: materiales docentes para dar el taller en vídeo y que puedan venir de todas partes. Cápsulas breves, paso a paso. Así, el que quiera gastar poco dinero, tenga poco tiempo o quiera poderlo hacer en sus plazos y en su lugar, lo haga virtualmente. Para los demás, que sea presencial.
Y sí, me convencieron de buscar nuevas herramientas, intentar enfoques distintos. Y aquí me tienen, aprendiendo trucos nuevos. Por ejemplo, este pequeño vídeo. Les pido que me dejen sus sugerencias y comentarios, porque es el «primer ejemplo» del diseño y funcionalidad de los vídeos del taller virtual. ¿Les gusta, funciona? ¿Qué opinan? Déjenmelo saber en sus comentarios o por correo electrónico en gonzalo @ gjsuap.com
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